La última

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Nada nuevo hubo en la marcha del domingo, convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Aunque se da en contextos y condiciones diferentes, sí es válido afirmar que ha sido la marcha más grande que se ha realizado en México y puede afirmarse que en el futuro no se ve otra manifestación de tan gran magnitud.

La marcha superó y por mucho las grandes manifestaciones del pasado organizadas por el PRI. Pues aunque trae los resabios del viejo priismo, no deja de hablarse de la ausencia de una estructura corporativa que la sostuviera. No hubo sector campesino, sindical ni sector popular que logrará la movilización de los asistentes.

Se habla de una marcha desorganizada y de cientos camiones utilizados para llevar a la gente, pero es claro que la gran mayoría asistió convocada por la figura de Andrés Manuel López Obrador. 

Sin duda hubo hombres y mujeres que asistieron presionados por algunos dirigentes y políticos, pero lo cierto es que en su gran mayoría acudieron por voluntad propia.

La gran marcha dejó en claro que la figura del personaje superó y borró al partido, a MORENA.

Hubo de todo, desde hombres, mujeres, ancianos y jóvenes. Empresarios como obreros, actores e intelectuales, todos identificados con la figura presidencial. Algunos con pancarta e identidad partidista, pero los más apoyadores del dirigente social.

He comentado que en este proceso de cambio de régimen se debe observar el cambio de reglas. De entrada sirvió para placear a las “corcholatas”, Claudia Sheimbaun, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, los tres funcionarios públicos con aspiraciones presidenciales.

Los reportes de las redes sociales y prensa formal dieron vista de los asistentes. Hablaron de legisladores, servidores públicos y políticos, pero ninguno acreditó la presencia de personajes cuestionables cómo René Bejarano, Manuel Bartlett, Armando Guadiana y algunos más que se han visto envueltos en escándalos. 

UN CID CAMPEADOR

Ayer quedó demostrado que la fuerza política del personaje está muy por encima de una identidad partidista.

Fue claro que la máquina que ha movido los triunfos morenitas en los estados es la fuerza de la imagen obradorista.

Fue la última marcha encabezada por López Obrador, que al tomar la palabra confirmó su vocación maderista y ratificó su convicción por el sufragio efectivo no reelección.

Dejó en claro que él ya cumplió. Termina su mandato y él se retira de toda actividad política.

Podemos ver qué el padre se aleja de la creatura formada y la deja a su suerte. Fue la marcha del adiós.

A partir de esta marcha comienza el conteó efectivo hacia el 2024. Hay quienes vislumbran que el próximo año comenzarán a verse los resultados que arrojen los grandes proyectos impulsados por el gobierno.

Puede ser que si hay buenos resultados pueda consolidarse la elección de un nuevo presidente con la fuerza obradorista, pero ya con la imagen morenista.

Pero eso está en veremos, porque la presencia de López Obrador se irá desvaneciendo. No va a desaparecer, pero será sustituida por la fuerza política y operación que realicen los gobernadores de filiación morenista, 21 en total. Más un aliado del partido Verde.

A partir de hoy comienza el asentamiento de MORENA como partido político y a enfrentar la realidad propia de su conformación.

De entrada la mazorca comienza a desgranarse con la separación de Ricardo Monreal de las filas morenistas.  

Y de ahí para adelante, en los próximos procesos electorales federales y estatales el golpeteo y la división en sus filas será la característica de MORENA.

Ya sin el guía político, el panorama político será diferente.

DE LOS DESTACADOS

Llamo la atención la presencia en el acto de Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Antonio Del Valle, presidente del Consejo Mexicano de Negocios; y el empresario Carlos Bremer, que por cierto es conocido entre muchos deportistas porque él les ha ayudado en sus carreras.

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