“El Chacal”: Asesino Serial de Puerto Vallarta

0
11584

Corría el año 1972, y Puerto Vallarta, un pintoresco puerto en México, se veía sumido en el horror y el misterio. Una serie de asesinatos sacudían la tranquilidad de esta pequeña comunidad costera.

Los cadáveres de mujeres aparecían misteriosamente en diversos lugares, dejando a las autoridades y ciudadanos perplejos. En un lugar donde todos se conocían, el terror se esparcía como pólvora, y nadie sabía quién podía ser el responsable.

La noticia del asesino serial, apodado “El Chacal”, viajó rápidamente por toda América Central y el sur de los Estados Unidos. La radio se convirtió en el medio por el cual los lugareños se enteraron de los horrores que sucedían en su propia comunidad.

Madres se mantenían despiertas por las noches, atormentadas por el pensamiento de que el asesino pudiera encontrarse con sus hijas en las calles de Puerto Vallarta.

Celerino Pedroza, alias “El Chacal”, era un hombre enjuto y de edad avanzada. Caminaba lentamente con las manos detrás de la espalda, siempre acompañado de su bolsa de yute y un sombrero desgastado. Se decía que su mirada era fría y rara vez se atrevía a mirar a los ojos de los demás; prefería responder con la mirada hacia el suelo.

Vivía en un jacal cercano al Estero, detrás de lo que hoy es conocido como Galerías El Triunfo, cerca de la Plaza de Toros La Paloma. Lo que nadie imaginaba era que aquel hombre, aparentemente inofensivo, escondía un lado oscuro y macabro.

Misterio sin resolver causa terror en Puerto Valllarta

El misterio se mantenía sin resolver, y el temor en la comunidad crecía cada día. “El Chacal” era astuto, no dejaba rastro de sus atrocidades, y sus víctimas no dejaban pistas tras sus desapariciones. Entre las últimas víctimas se encontraba la señora Rosa y su pequeña hija de 4 años.

Una visita a la casa de Celerino para recoger ropa que iba a lavar resultó en una tragedia espantosa. El hermano de Rosa, Guadalupe, tenía sospechas sobre el hombre que vivía en aquel jacal y, en un acto desesperado, solicitó a la policía que investigaran y cuestionaran a Celerino.

Una patrulla llegó a la casa de “El Chacal” con la intención de entregarle una orden de presentación para declarar sobre la desaparición de Rosa. Pero, en lugar de acatar el citatorio, Celerino sorprendió a todos sacando una pistola y asesinando a los dos policías frente a él. Guadalupe logró escapar milagrosamente de la lluvia de balas y alertó a las autoridades, desencadenando un operativo para capturar al peligroso asesino.

Celerino Pedroza logró escapar por los peligrosos caminos de la sierra hacia Nayarit. El terror se apoderaba de la región mientras las autoridades buscaban al criminal. Ocho días después, Don Manuel Preciado y su hermano, El Güero, se encontraron cara a cara con el asesino en el camino cerca de Las Mesitas, Nayarit. Se enfrentaron a él con disparos, hiriéndolo en el hombro y haciéndolo caer por un barranco. Sin embargo, “El Chacal” logró escapar nuevamente.

Finalmente, el Mayor Wolburg, junto con el comandante Viviano y sus hombres, lograron capturar a Celerino vivo en Vallarta. Lo llevaron al Sanatorio de Soto, donde finalmente se reveló la magnitud de sus crímenes. Celerino dijo había asesinado a la pequeña hija de Rosa por compasión, ya que había presenciado la muerte de su madre. Pero ante los interrogatorios, se negó a dar más respuestas y murió poco después a causa de sus heridas de bala.

El enigma de “El Chacal” llegaba a su fin el 12 de agosto de aquel año. Con su muerte, Puerto Vallarta se libró del terror que lo había consumido durante meses. El cuerpo de Celerino Pedroza fue enterrado en el Panteón de la 5 de Diciembre, y nadie se presentó a su entierro, solo una patrulla de policía lo escoltó.

Poco después, se descubrió que “El Chacal” había cometido otro atroz crimen en León, Guanajuato, donde asesinó a su propio padre y madre. La historia de Celerino Pedroza, el hombre enjuto y siniestro que sembró el terror en la ciudad, dejó un legado oscuro y misterioso en la historia criminal de la región. El enigma de sus motivaciones y su capacidad para ocultar sus crímenes permanece sin respuesta, manteniéndolo en la memoria como uno de los peores asesinos seriales de la región.

EtiquetasCrimen
Danna Sabido