Las niñas tienen derechos

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Sandra Quiñones

Nuestro sistema jurídico establece desde el marco constitucional, los derechos humanos que todas las personas podemos disfrutar en nuestro país; también establece los mecanismos para garantizar el uso y disfrute de estos y al mismo tiempo, sujeta a todas las autoridades a dos obligaciones, por un lado la de proteger y respetar los derechos y por el otro, de reparar aquellos derechos que han sido vulnerados.

No obstante que estos derechos ya se encuentran en el marco normativo, es impresionante darnos cuenta el desconocimiento general de las personas respecto de los derechos de las niñas.

Históricamente la niña ha sido considerada como sujeto de tutela y protección por parte los adultos, su condición de menor de edad no le permite ejercitar por si misma los derechos que tiene, aunado al género al que pertenece, y que en México aún existe la firme creencia de que los asuntos familiares son de índole privado, por lo que, lo que suceda en la familia, el estado no debe de inmiscuirse en lo privado. Tanto la familia como el estado, olvida que lo privado es público.

Estas situaciones han permitido violaciones a los derechos humanos básicos de las menores: las niñas se encuentran en un estado de indefensión tal, que hoy son un segmento de la población que sufre graves violaciones a sus derechos, desde el abandono, la inasistencia escolar hasta las agresiones sexuales por parte de algún integrante de la familia.

El 19 de noviembre es el día mundial de la prevención del Abuso contra los niños; la UNICEF estima que al año unos 6 millones de niños en américa latina reciben agresiones severas y unos 80,000 mueren como resultado de la violencia generada al interior de la familia; en esta parte del mundo, la mitad de las familias considera que es “normal” la crianza bajo parámetros violentos y tres cuartas partes de los padres asumen que han violentado psicológicamente a los menores.

El artículo 19 de la Convención de los derechos de los Niños establece la obligatoriedad de los estados, la protección de todos los niños de cualquier forma de violencia o maltrato, incluso cuando este sea ejercido por los cuidadores de los menores; sin embargo, en esta ausencia de responsabilidades, el estado mexicano ha sido omiso en ser el garante de la tutela de los derechos de los niños.

En días pasados, el Ayuntamiento informo que en el municipio ¡Por fin! Se estableció e integró el Sistema Municipal de Protección Integral de los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de Puerto Vallarta (SIPINNA); pareciera que está cumpliendo lo que la Convención de los derechos de los Niños establece, sin embargo, en una revisión del acuerdo edilicio de fecha 30 de octubre del presente año se aprecia que este sistema no cumple el interés superior del menor, ya que ha dejado fuera (para variar) a las organizaciones de la sociedad civil, académicos y empresarios; organismos que pareciera que no es de trascendencia su inclusión en el sistema, pero que al revisar algunos de los objetivos del mismo, nos encontramos que para cumplirlos, la sociedad organizada debe de estar dentro, de lo contrario, será un sistema que no funcionara, con el grave riesgo de re victimizar a los menores.

Aunado a ello, tenemos que quien fue nombrada como Secretario Ejecutivo del Sistema, desconoce por completo el tema de la niñez, ya que la abogada nombrada sale de contraloría municipal, lo que indica que desconoce la situación y problemática de los menores en el municipio, sobre todo, tomando en cuenta que esta ciudad es una de las catalogadas dentro del corredor de prostitución infantil y  como destino de prostitución turístico.

Estas graves acciones por parte del Ayuntamiento dejan en una situación de vulnerabilidad institucional a los menores que es preocupante; bastante tienen con sortear las violencias domésticas y familiares, para seguir con la violencia institucional, sobre todo, porque el Sistema no cuenta con integrantes objetivos, ya que al estar conformado solo por autoridades, no equilibrio en las discusiones, vamos, serán reuniones de ¡mira que bien vamos! Sin tener que escuchar a la sociedad que les esté mencionando o corrigiendo la plana. Pareciere que a esta administración la participación de la sociedad organizada solo es cuando necesita el gobierno que le “convaliden” sus acciones.

Quienes están en juego son los menores, niñas, niños y adolescentes que en Vallarta sufren violencias sistémicas: en casa, en la escuela, en la calle, en los centros de trabajo (y ellos no trabajan, pero si muchos están vinculados a las redes de prostitución y pornografía infantil), por lo que como sociedad, debemos de exigirle a la autoridad, tomé su obligación con la responsabilidad que el tema requiere: no puede ser parcial el cumplimiento del interés superior del menor; no se puede menoscabar los derechos de los menores en aras de tener un organismo a modo, encabezado por alguien que desconoce el tema y que no ha tenido la experiencia de la situación en que se encuentran nuestros niños en Vallarta.

Está aún en tiempo el Ayuntamiento de corregir al SIPINNA, mientras el reglamento correspondiente no sea emitido (el que habrá que revisar también con lupa para que no incorporen barbaridades como las que pretenden incorporar en el Reglamento de Acceso a las Mujeres a una vida Libre de Violencia para el Municipio de Puerto Vallarta), tenemos la esperanza de que la sociedad organizada tenga un asiento en el Sistema que permita ser el contrapeso a la autoridad, sobre todo, en la creación del reglamento y en la definición de las políticas públicas necesarios y urgentes que permitan que los menores disfruten de sus derechos en esta ciudad. Quienes conocemos nuestros derechos, seguiremos vigilando que las autoridades cumplan con su obligación de proteger a los más vulnerables de nuestra comunidad.