La Evolución Educativa de Puerto Vallarta

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La historia educativa de Puerto Vallarta se remonta a principios del siglo XX, cuando se abrió la escuela parroquial en 1902. Durante más de dos décadas, esta escuela fue el centro educativo principal de la comunidad. Sin embargo, en 1928, se inauguró una nueva escuela dividida en dos secciones: “Manuel Pinelo” para niños y “Manuel López Cotilla” para niñas.

En las comunidades más alejadas, los padres de familia contrataban maestras para que en un corto tiempo enseñaran a sus hijos a leer y escribir, con el método conocido como “el silabario”. 

En la década de 1940, se construyeron dos nuevas escuelas: “15 de Mayo” para niñas, que posteriormente cambió su nombre a “Teresa Barba Palomera” ubicada a un costado de la emblemática parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, y la “20 de Noviembre” para niños, localizada en la céntrica calle Juárez, y que hoy está siendo rehabilitada por el peligro de colapso. Estas dos escuelas continúan funcionando en la actualidad.

En 1949  se abrió la primera academia comercial, el Instituto PAL, donde los jóvenes costeños, después de concluir la primaria podían estudiar taquigrafía y mecanografía, era la única opción de seguirse preparando en la localidad.

Escuela primaria 20 de Noviembre

Para 1952, gracias a la iniciativa de un grupo de padres de familia, se gestó la primera escuela secundaria, llamada “Ignacio Manuel Altamirano”, y contó con destacados maestros.

El espíritu de cooperación de los vallartenses continuó impulsando la educación en la comunidad. En 1957, se fundó la secundaria “Constitución”, gracias a la colaboración de los habitantes de Puerto Vallarta.

En 1961 se fundó el “Colegio Niños Héroes”, atendido por las religiosas Siervas de Jesús Sacramentado, empezó con primaria y la carrera de Comercio, ampliando en 1970 a secundaria.

En 1970, en pleno auge del turismo, se creó un patronato encabezado por Manuel Baumgarten Joya y Florencio Torres Aréchiga, que logró la apertura de la preparatoria regional “Ignacio Jacobo Magaña”, que se incorporó a la Universidad de Guadalajara. Estos logros fueron posibles gracias a los esfuerzos de comités y patronatos formados por las familias de Vallarta, se consiguió un terreno sobre la avenida Francisco Villa, que era las afueras de la ciudad, que después se reubica en la colonia Loma Bonita. 

El Impacto de la Educación en el desarrollo de Puerto Vallarta

La educación no solo fue fundamental para el desarrollo individual, sino también para la conformación de la identidad comunitaria en Puerto Vallarta. Las escuelas “20 de Noviembre” y “15 de Mayo” se convirtieron en dos espacios emblemáticos para la socialización y convivencia de la comunidad. En estas escuelas, niños y niñas de diferentes clases sociales convivían en un ambiente de igualdad. 

Además de ser centros educativos, las escuelas se convirtieron en espacios para actividades culturales y deportivas. Se crearon clubes como el “Social Vallarta” y comités pro-ayuda con fines de beneficio social. Los comerciantes locales patrocinaban eventos y contribuían con recursos materiales para apoyar el desarrollo de la comunidad a través de la educación, hoy sus instalaciones son consideradas Patrimonio Cultural del Municipio

A pesar de las dificultades de comunicación debido a la falta de vías terrestres, Puerto Vallarta encontró en la agricultura y el mar recursos clave para su desarrollo social y económico. Durante ese tiempo, las familias que se establecieron en Vallarta generaron una comunidad con rasgos propios. 

La interacción social se dio a través de la apropiación de los espacios públicos, como la playa, la plaza y la escuela. El mar y el río, se convirtieron en compañeros de diversión entre los niños, donde actividades como la búsqueda de perlas en las costas o “correr las olas” eran comunes.

Sin embargo, a medida que el pueblo se transformaba en ciudad, algunas de estas costumbres cotidianas fueron desapareciendo. Aunque Puerto Vallarta ha experimentado un crecimiento significativo, es importante recordar y preservar su historia, especialmente en cuanto a la importancia de la educación y los espacios públicos en la conformación de la identidad comunitaria.

La educación y los espacios públicos fueron pilares fundamentales en el desarrollo de Puerto Vallarta como comunidad. La historia educativa y la apropiación de los espacios naturales y públicos permitieron la interacción social, la convivencia y el fortalecimiento de la identidad local. A través de la educación, la comunidad vallartense logró superar barreras y alcanzar logros que trascendieron el ámbito político y económico de sus miembros.

 

Danna Sabido