TECLA 7/6 Que vivan los estudiantes

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A menos de tres años de la masacre de Tlatelolco, las hienas de la Presidencia volvían a llenarse el hocico de sangre con la represión del jueves del Corpus Christi.

El de 2 octubre de 1968, en las instituciones de la Nación, en los Tres Poderes, en la vida misma, se veía al Presidente como una hiena rabiosa. Y todavía su mano ensangrentada, la que extendiera, Gustavo Díaz Ordaz, al Congreso de la Unión, se la estrecharían. Mientras el responsable de la política interna, de la persecución y de sus generales matones, Luis Echeverría Álvarez, retorcería a la democracia, secuestraría a la justicia y se sumiría en el lodo de la incertidumbre con las desapariciones forzadas, los asesinatos, las cárceles interminables para estudiantes y líderes opositores.

No hubo ninguna luz en el túnel.

A las conciencias por la libertad, los disparos, los Ministerios Públicos y la DFS –Dirección Federal de Seguridad.

Después de las bengalas del ’68 como señal para iniciar la barbarie, la masacre y desaparición de centenares de estudiantes, en esa misma oscuridad las hienas de la Presidencia, vieron ponerse la banda presidencial a Echeverría Álvarez, para que en menos de tres años después del ’68 su hocico volvería a teñirse de sangre.

Durante la oscuridad, en ese túnel de la vida nacional, sin ninguna luz, las hienas de la Presidencia quitaron los uniformes a los represores pretendiendo que nadie los viera. Salieron a la calle sin uniformes, con garrotes y con armas. Se les llamó “Los Halcones”, grupo paramilitar. De nueva cuenta las vidas, los cuerpos de carne y hueso, serían reprimidas. Se habla de centenares de muertos en ese jueves de Corpus. Vidas de jóvenes, corazones por la libertad, por un México democrático.

El 10 de junio de 1971, hace 48 años, a los botones de las flores de la Patria, los despedazaban.

La sangre derramada por calles.

Las cárceles llenas de inocentes.

Las desapariciones que sumaron más tragedias.

–¿Cómo nos vemos, entonces, cuando no se va a las urnas y se impone el abstencionismo?

La hoy oportunidad de las urnas, ha significado un precio muy alto. No se le puede dar la espalda, a quienes con la propia ofrenda de la vida, de la cárcel o la desaparición, forjaron un tiempo electoral.

Se tiene un sistema caro y palero, sin convicciones ni ideologías, pero el tiempo electoral debe de tomarlo la sociedad. No a falsos redentores, como los que no faltan por estas tierras.

Un día como hoy las entrañas del Himno Nacional y en la de los Sentimientos de la Nación (de Morelos) se sacuden.

No se ha sido correcto ni con la historia ni con quienes nos han dado historia.

Un día como hoy en las entrañas del verde, blanco y rojo, debería de ondear la justicia. No la impunidad.

No se ha sido correcto ni con la historia ni con quienes nos han dado historia.

Un día como hoy en las entrañas de la Noche del Grito y en el repiquetear de las campanas de Dolores, duele aún más cuando se honra a quienes nos han dado Patria y Libertad. El repiquetear de campanas y los gritos por la independencia, llegan lejanos en medio de un túnel, de oscuridad, de impunidad.

El 10 de junio hubo vidas masacradas.

El 10 de junio de 1971 es una fecha que duele. La impunidad, la agravia mas.

Hoy, hace 48 años, que la voz, nuestras voces, retumbe y salga de ese túnel para abrazar soles que quisieron abrazar los que nos quitaron.

Escribía Violeta Parra y cantaba ella. Y cantaba Mercedes Sosa. Y el canto retumbaba la marcha. Y las avenidas democráticas eran una fiesta, con el puño en alto por una mejor vida:

“¡Que vivan los estudiantes,

jardín de las alegrías!

Son aves que no se asustan

de animal ni policía,

y no le asustan las balas

ni el ladrar de la jauría.

Caramba y zamba la cosa…”

Pero, la alegría de esas alamedas por la democracia fue alcanzada por las balas. Los cuerpos caídos. Y llegaron los policías, y llegaron los Ministerios Públicos y llegó el Poder Judicial para hacer mas víctimas a las víctimas.

Por la justicia secuestrada. Por las vidas arrebatadas. ¡Ni perdón ni Olvido!

El 10 de junio y el 2 de octubre, ¡No se olvidan!