“Qué dirán los Generales”

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Por si no lo sabe López Obrador en México existen muchas compañías constructoras plenamente capaces, dirigidas por excelentes ingenieros, para ejecutar las obras que pretendió clasificar como “seguridad nacional” únicamente para adjudicarlas al ejército sin presupuesto formal y con fondos disponibles sin control.

Aparte de los consentidos Slim, Grupo México o Rioboo hay compañías o consorcios que han quedado fuera de esas obras, por una violación flagrante a la Ley de Obra Pública y con plena capacidad profesional para llevarlas a un feliz término, con proyectos completos, presupuestos correctamente analizados, así como los programas de terminación.

Ya en alguna ocasión el gobierno de Sinaloa pretendió adquirir maquinaria para desarrollar las obras en forma directa, sin participación de la fuerza local. Las cámaras y las compañías locales reaccionaron y el gobierno local desistió de ejecutar las obras directamente respetando al empresariado.

Ahora sucede algo similar, pero de proporciones mucho mayores al adjudicar al ejército todas las grandes obras del gobierno, sin licitación ni presupuestos previos.

La diferencia es que las cámaras de la industria de la construcción, colegios y federaciones de ingenieros han brillado por su indiferencia, ausencia y su silencio temeroso.

Los abogados ante la violación sistemática de la Ley de Obra Pública tampoco se han manifestado públicamente ante la violación constitucional.

Ante esta situación y con las demás responsabilidades dadas al ejército, completamente fuera de las obligaciones marcadas en la Constitución surge una pregunta:

¿Qué piensa la elite militar siempre respetada por su prestancia e imagen, pero no por estar haciendo labores que no les corresponden dañando su prestigio y tradición militar?

¿Y su lealtad, a la República o a su benefactor?

“Qué dirán los Generales”.

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