Protegidos, “El Pez” y “El Fresa” se mueven en municipios de Guerrero

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En Tercera Persona

Al candidato a diputado Abel Montúfar lo citaron en una cancha de basquetbol del poblado de Zacapuato, en el municipio de Cutzamala de Pinzón, en el estado de Guerrero.
Según la confesión de un militar desertor, detenido cuando trabajaba al servicio de la Familia Michoacana, un sujeto apodado “El Zarco” había citado a Montúfar para reclamarle que se hubiera inscrito como candidato sin pedir autorización a los líderes del grupo criminal.
El desertor, apodado “El Gary”, relató que a Montúfar lo estaban esperando Salvador Navarro Peñaloza, “El Zarco”, jefe de sicarios del jefe regional de la Familia Michoacana, José Pineda, alias “Don José”, así como un grupo de mandos de este grupo criminal: Uriel Tabares Martínez, “La Perra”; Kevin Arzate, “El Kevin”, y Fausto Martínez Aguirre, “El Mejoral”.
Montúfar fue asesinado esa tarde por “El Mejoral”, según el relato de “El Gary”.
Cinco años después de aquel suceso, según reportes de inteligencia consultados por el columnista, todos los involucrados en el asesinato de Montúfar figuran como jefes de plaza de sitios donde se ocultan Johny Hurtado Olascoaga, “El Pez”, así como su hermano, José Alfredo Hurtado Olascoaga, “El Fresa”, jefes máximos de la Familia Michoacana.
De acuerdo con el reporte, Salvador Navarro Peñaloza, “El Zarco”, es jefe de plaza en Pungarabato. Uriel Tabares Martínez, “La Perra”, lleva el mando de la organización en Coyuca de Catalán.
Kevin Gómez Álvarez y su hermano, Trinidad Gómez Álvarez, son jefes de plaza en Cutzamala de Pinzón.
En el mismo nivel de estos operan Conrado Mendoza Alameda, “Comandante Ope”, jefe de plaza en San Miguel Totolapan; Josué López Hernández, “El Colima”, encargado de Tlalpehuala; Wilbert Eliseo Rodríguez Núñez, “El Búho”, responsable de Ajuchitlán del Progreso, y David Durán Álvarez, Chuck Norris, jefe de plaza en Arcelia.
Todos operan bajo las órdenes de Francisco Maldonado Bustos y/o José Pineda González, alias don José, el jefe regional.
En octubre de 2022 el alcalde de San Miguel Totolapan, Conrado Mendoza, fue masacrado por la Familia Michoacana al lado de 19 personas. En un video subido a redes tras la masacre, José Alfredo Hurtado Olascoaga, “El Fresa”, reveló que llevaba años viviendo tranquilamente en aquella cabecera municipal.
“Todo el mundo me conoce y todo el mundo sabe dónde vivo”, declaró.
Después de la masacre, de la que “El Fresa” intentó culpar a una organización rival, Los Tequileros, este jefe de la Familia Michoacana tuvo que dejar la comodidad de la suntuosa residencia en que habitaba, mientras diversos operativos comenzaban a desatarse en su contra.
Al momento, más de 20 propiedades les han sido aseguradas a los hermanos Olascoaga, tanto en Guerrero y Michoacán como en el Estado de México.
Hace casi un año, los hermanos fueron ubicados en lo alto de la sierra de Petatlán. La protección institucional de que gozan, formada principalmente por alcaldes, diputados locales y federales y una “base social” que es obligada a realizar bloqueos cuando fuerzas federales se acercan, les ha permitido ponerse a salvo una y otra vez.
La Sedena ha peinado Arcelia, Ciudad Altamirano, Cutzamala, Coyuca, Tlalpehuala, Ixcateopan, Ajuchitlán y Tlachapa.
En marzo pasado los ubicaron en el pueblo de La Morena: mientras pobladores bloqueaban el camino con troncos, autos y ponchallantas, los hermanos huyeron en dos helicópteros: las autoridades encontraron una cabaña de lujo con pisos de mármol, columnas de cantera y todas las comodidades imaginables.
De entonces a la fecha se han reportado sus movimientos entre Cutzamala y Zirándaro. En junio de 2021 el alcalde de este último municipio fue secuestrado por sicarios del grupo criminal: lo acusaban de tener nexos con el Cártel Jalisco (de hecho, uno de sus hermanos aparece en las listas de la DEA); lo torturaron, según declaró, para que no intentara reelegirse en las elecciones de ese año. “Para ellos es necesario imponer a alguien que acate sus instrucciones”, declaró.
Las elecciones siguientes las ganó la morenista Tania Guadalupe Pacheco. La alcaldesa declaró en junio pasado que “Zirándaro no tiene problemas de inseguridad ni bloqueos”.
“En Zirándaro estamos bien, no tenemos ningún problema, vivimos bien y las condiciones están bien”, dijo.
Ese mes se había denunciado que La Familia Michoacana controla la actividad económica de la zona, y que “influye de manera violenta en los nombramientos de candidatos”.
El Centro de Derechos Humanos José María Morelos denunció que el grupo criminal controlaba la zona e imponía los precios de “refrescos, cerveza, carne, huevos, medicinas y transporte público”.
Aseguró que los alcaldes y alcaldesas de Tierra Caliente “solo están de adorno, porque le deben favores a la delincuencia”.
El periódico Reforma reprodujo las declaraciones de un exdirigente de Morena, quien afirmó que “la actual alcaldesa llegó a ese cargo con aval de una organización criminal”.
En Cutzamala, otro de los municipios donde los jefes de la Familia han sido detectados, el secuestro de la candidata de Movimiento Ciudadano, Marilú Martínez (emparentada con el jefe criminal apodado “El Mejoral”), propició la llegada de la priista Rosita Jaimes, esposa del alcalde saliente, Timoteo Arce, señalado como parte de la red de protección institucional al crimen organizado y a quien fuentes de la Mesa de Coordinación Estatal para la Construcción de la Paz en Guerrero señalaron como autor del secuestro de la candidata de MC.
En los documentos consultados figuran también los alcaldes de Arcelia, Adolfo Torales; de Tlapehuala, Anabel Balbuena, y de Coyuca, Eusebio Echeverría Tabares, como parte de la red de protección que los jefes de la Familia Michoacana reciben en la Tierra Caliente de Guerrero, en donde la extorsión ahoga cada uno de los pueblos, cada uno de los municipios.

 

AT