La laguna del Quelele en Nuevo Vallarta: Hogar de especies carroñeras

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Postal de Puerto Vallarta

Nuevo Vallarta, Nayarit, es hogar de uno de los ecosistemas más intrigantes de México, el estero de Quelele. Este rincón natural, enclavado en la costa del Pacífico, muy cerca de la comunidad de Mezcales, en el municipio de Bahía de Banderas, es un testimonio de la lucha constante por la supervivencia en la naturaleza, donde los peces y reptiles se entrelazan en una danza mortal y los carroñeros, como el Zopilote, el Zopilote Rey y el Quelele, despiertan asombro y fascinación.

El Zopilote: Rey de las alturas

El Zopilote, un ave calva de plumaje negro, es una figura icónica de los cielos de Nuevo Vallarta. Estas aves carroñeras se posan en lo alto de los árboles, con la paciencia de cazadores expertos, esperando el momento en que alguna presa sucumba. Cuando eso sucede, los Zopilotes descienden en círculos, como sombras acechantes, mientras el desafortunado animal agoniza. A medida que la vida se desvanece, el Zopilote se acerca, deseoso de su festín.

Una vez saciada su hambre, pueden permanecer inmóviles durante largo tiempo, como si disfrutaran del banquete de la muerte. Cuentan los lugareños que su carne y su piel desprenden un olor desagradable, y para desalentar posibles amenazas, estos carroñeros llegan al extremo de vomitar parte de su corrompido alimento. Siempre viajan en grupos, y en ocasiones, son visitados por el majestuoso Zopilote Rey.

El Zopilote Rey: La majestuosidad entre la escasez

El Zopilote Rey, conocido también como Cozcacuauhtli o Águila de Collar, es una presencia imponente en los cielos del estero. Este buitre, de ojos vivos y cabeza roja, se diferencia por su plumaje negro, blanco y leonado, y un collar rojo que adorna su cuello. Cuando el Zopilote Rey llega a una festín donde los Zopilotes comunes se alimentan, estos retroceden y forman un círculo de respeto. Con ojos brillantes de envidia, esperan a que el tirano satisfaga su apetito.

Una vez satisfecho, el Zopilote Rey se eleva hacia las alturas y se dirige hacia la sierra, dejando a los demás Zopilotes a pelear por los restos. Pero lo que hace que estos carroñeros sean aún más asombrosos es la extraña amistad que tienen con el Quelele, también conocido como Quebrantahuesos.

El Quelele: El artista del aprovechamiento

El Quelele, apodado Cuízin o Caracará, se distingue por su pecho manchado de blanco y una cresta de plumas negras sobre su cabeza. A diferencia de los Zopilotes, no es calvo, y es un ave grande de presa. Aunque no se limita a alimentarse de cadáveres, también caza para sobrevivir, aprovechando huesos y partes duras que los Zopilotes dejan atrás.

Mientras los Zopilotes se concentran en las partes más blandas, el Quelele se especializa en desarticular los esqueletos, trabajando en los huesos con un pico y garras fuertes. A diferencia de los Zopilotes, que son en su mayoría mudos o emiten siseos, el Quelele cacarea, lo que le ha valido el apodo de Caracará.

Pero el Quelele no se limita a los restos de cadáveres; su plato favorito son las serpientes, y en esta tarea cuenta con un aliado experto: el Guaco. Este halcón, de cabeza grande y color amarillo claro como la arena, cubre sus ojos con un antifaz negro y se deleita en la caza de reptiles, lo que lo convierte en otro personaje singular en este dramático ecosistema.

Este estero, también conocido como la Laguna del Quelele en Nuevo Vallarta es un testimonio vivo de la naturaleza en su estado más salvaje y fascinante, donde las relaciones entre sus habitantes nos recuerdan la lucha constante por la supervivencia y la asombrosa adaptación de estas criaturas al entorno. Es un lugar donde el ciclo de la vida y la muerte se entrelazan en una danza eterna de supervivencia y aprovechamiento, y donde cada criatura, ya sea carroñera o cazadora, tiene un papel vital que desempeñar en este equilibrio delicado pero esencial.

 

*Con información de Ventura García Castillo

Danna Sabido