¿Es un ideal tener un presidente clerical?

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Por lo menos, es el afán que proyecta en sus conferencias mañaneras el Presidente AMLO, el cual, parece egresado de la Universidad Pontificia y no de nuestra muy querida UNAM.

También aparenta desconocer que como egresado de la carrera de ciencias políticas no debe ignorar que por más que un mandatario se agache ante cualquier cártel religioso, estos buscarán por cualquier medio que se arrodillen.

Roma, muy especialmente, desde la época de Constantino 1ro. (  272-337 ) y haciéndose llamar emperador, acordó aliarse con los cristianos para mejor repartirse el botín e imponer la sumisión en todo el mundo que se creyera, por la buena o por la mala, el relato que le presentaban los religiosos .

A  partir de tal hecho histórico, creció la depredación más acelerada de los romanos, imponiendo con su nueva mancuerna imperial que los territorios invadidos tuviesen la dependencia hacia el poder de una Roma, que con un gran circo religioso lograse que hasta nuestros días, ejercer el dominio a través de un mini estado de sólo 24 hectáreas, llamado el Vaticano.

En México, como en una gran parte del mundo invadido por tal imperio, se desdibujan sus construcciones originarias de las culturas más antiguas y sobresalen en todas su provincias y ciudades las iglesias como las construcciones predominantes.

Destrucción, masacre y saqueos, desde la referencia del origen de Roma, con Rómulo que asesina a su hermano Remo, hasta la historia confirmada del clericalismo en europa y américa que sigue apabullando a rústicos mentales en el mando de los gobiernos, supuestamente independientes de los lazos estrangulantes como son los cordones que cuelgan en el escudo del Vaticano.

Con todo lo anterior como aperitivo, Obrador se toma cada” mañanera ” el papel de vocero del Vaticano. Juárez, era sólo un maquillaje y Cárdenas un modelo de equilibrio mental, imposible de imitar, por más que lo mencione.

Sus referentes religiosos son mezclados con los actos de gobierno, así el  jerarca del Vaticano, es su ancla favorita, “ministros “, o capos de las religiones diversas, son invitados al foro presidencial, sin el menor recato.

El ideal para cualquier ciudadano con equilibro mental, es tener un mandatario sin adicciones ni religiones como mínima condición para dirigir, sin simulaciones a nuestro querido México.

¿Me estás oyendo Obrador?