CAMBIO DE HÁBITOS

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En estos días de resguardo forzoso, la humanidad entera va cambiando de hábitos;  el miedo nos ha forzado. Me pregunto: ¿cómo serán los tiempos por venir después de esta crisis? ¿Nos saludaremos de mano? ¿Con un beso en la mejilla? ¿Nos abrazaremos para mostrar nuestro afecto, o este hábito también cambiará?

¿Cuánto de la convivencia humana está cambiando y este cambio se profundizará? ¿Cuántos millones de sueños quebrados de seres humanos habrá? ¿Cuántos cientos de miles de negocios cerrarán? ¿La hambruna nos alcanzará?

La guerra contra el enemigo, el COVID 19, sin duda ha acercado a la humanidad, (We are all in this Together). ¿En qué momento futuro, la hambruna, la desesperación, ¡el miedo! nos harán perder la civilidad?

¿Será acaso que nuestros líderes mundiales han sido rebasados?

Todo indica que están haciendo frente a esta crisis de salud a partir del MIEDO. Una población mundial preocupada, ejerciendo presión y actuando para aplanar la curva de infectados, con la inmediata consecuencia del cierre de la economía mundial. Cientos de líderes de gobiernos intentando tomar las decisiones que satisfagan a sus electores, a sus pueblos.

Esta es una guerra atípica; no entre países; el enemigo común está identificado e identificamos su capacidad destructora. Todos los países del mundo podemos salir ganadores. El dilema de los líderes de los distintos países del mundo es que, a una guerra se envían soldados para enfrentar la batalla contra el enemigo, y sabemos que habrá bajas: en la Segunda Guerra Mundial fallecieron entre 55 y 60 millones de personas (algunos estudios mencionan hasta 70 millones). En la Guerra de Vietnam hubo cerca de 60,000 estadounidense fallecidos y 250,000 sudvietnamitas.

En esta guerra contra el coronavirus, la población civil está inmersa en el combate y ya  hay miles de bajas en el mundo. Pienso que la humanidad, nuestros líderes, tienen una difícil decisión, que están obligados a tomar, Y esta decisión deben de asumirla y NO PERMITIR que el MIEDO, les imponga tiempos y que las pérdidas sean mayores. En efecto, habrá muchas bajas, y serán los más vulnerables; los menos inmunes. Esta inesperada guerra nos ha sorprendido a todos. Debemos sobreponernos al miedo, que éste no sepulte nuestras libertades ni los sueños de nuestros hijos. 

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