Crónica de una travesía anual: Antorchistas confirman al Vallarta guadalupano

Los cuatro días y medio de la travesía encumbraron a los antorchistas y a la Luz de Cristo, que llegó nuevamente a Puerto Vallarta
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Integrantes de la antorcha guadalupana

Por cuadragésimo séptimo año consecutivo, el grupo de Antorchistas Misioneros Guadalupanos de Puerto Vallarta iniciaron la travesía que, como meta final, tenía llevar la Luz de Cristo desde la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, hasta la iglesia de nuestra señora de Guadalupe, en Puerto Vallarta.

El evento comenzó el viernes 8 de diciembre, en punto de las 7 de la mañana, con la misa de despedida a los 59 elementos antorchistas y dos representantes de CPS Noticias, tuvimos la fortuna de vivir la experiencia completa para luego comunicarla.

A las 8 de la mañana de este viernes, el contingente tomó carretera, con rumbo al centro del país, para enfilarse hacia una nueva misión, con 52 elementos que tenían experiencia y 7 más que se aventuraban por primera vez en esta aventura de fe.

Antorchistas recibiendo la bendición 1

El padrino al que la virgen le cumplió el milagro

Como cada misión, hay un ‘padrino’ que funge como estandarte de los misioneros. En este año, el padrino fue el señor Andrés Famanía y familia, pues son testigos de la fé en la Virgen de Guadalupe, que los ayudó a sanar. Sí, los ayudó, en plural.

Andrés Famanía sufría de cáncer, estaba prácticamente desahuciado e incluso ya le habían dado los santos óleos, pues su salud era crítica y las posibilidades científicas de sobrevivir eran casi nulas.
No obstante, la fe del sr. Famanía lo llevó a pedirle a la Virgen de Guadalupe tiempo para despedirse, para arreglar sus pendientes en este mundo terrenal y el milagro se le cumplió.

“Yo hace 3 años estuve muy delicado de cáncer y le pedí a la Virgen de Guadalupe que me dejara un poquito para poderme despedir y arreglar mis asuntos aquí en la tierra. Fueron mis hijos a despedirse de mí, toda mi familia, inclusive fue el padre Saúl a platicar conmigo y a darme los santos óleos, sin embargo, me hizo el milagro y es lo que quiero decir, que con fe y con ganas de vivir, la Virgen de Guadalupe nos ampara a todos”, dijo el señor Andrés.

Aquí es donde el plural toma sentido. Entre los 59 antorchistas está Andrés Famanía, el hijo de don Andrés, quien recorrió los más de mil 200 kilómetros corriendo con su grupo y que, mientras su padre estaba delicado, sufrió un derrame cerebral. Ambos, padre e hijo, estuvieron a punto de morir y a los dos la Virgen de Guadalupe les cubrió con su manto.

señor Andrés Famanía y familia

Hoy por hoy, los dos gozan de buena salud, Andrés hijo sin secuelas por su derrame y fuerte para seguir como antorchista y Andrés papá tan bien, que hasta ‘se echa sus chelas’. Ellos comprobaron el poder de la fe.

La Basílica, el epicentro de la fe

Mientras el grupo de antorchistas se preparaba para entrar a la misa de envío, que se iba a desarrollar a las 12 del mediodía en la Basílica de Guadalupe, CPS Noticias se dio a la tarea de documentar todo lo relevante que ocurre en la explanada y calle aledañas.

Ahí es donde descubrimos que la Basílica de Guadalupe es el epicentro de la fe en México, pues había personas de todos los rincones del país y muchos más del extranjero.

Especial mención a los payasos de Xico, Veracruz, que maravillaron a todas las personas que los vieron, con sus bailes, atuendos y sobre todo su sencillez y aunque su patrona es Santa María Magdalena, son profundamente guadalupanos.

“Nuestra principal atracción es bailarle a Santa María Magdalena, nuestra patrona de Xico, lo hacemos desde el día primero hasta el día 31 (de julio)”, dijo uno de los representantes de Xico.

Sobre este pequeño pueblo mágico, una de las danzantes señaló que es bonito, tranquilo y muy devoto e invitó a visitarlo, sobre todo durante julio, pues hay fiesta todo el mes, aunque en este municipio hay más de 200 festividades durante todo el año.

Danzantes de payasos de Xico, Veracruz 3

“Nosotros en nuestro pueblo somos unas personas que adoramos, amamos a Santa María Magdalena, nosotros hacemos todo por ella, pero también por la Virgen de Guadalupe, Xico es muy bonito, tiene mucha gastronomía, están las montañas, cascadas y las tradiciones que son muy bonitas”, dijo.
Las tradiciones mexicanas son extraordinariamente diversas, pero casi todas tienen un lugar común, el amor a la Virgen de Guadalupe.

Las autopistas, el frío y los kilómetros se acumularon entre el Edomex, Querétaro y Guanajuato

La narrativa del viaje no puede omitir las inclemencias del clima, pues pusieron a prueba a todos los antorchistas, así como el miedo de correr con tráilers circulando a 120 km/h a dos metros de distancia, en total oscuridad y como único combustible de la fe;  los kilómetros que se iban acumulando en las piernas de los misioneros, los llevaron al límite.

Punto aparte para el señor Armando Sanabria y a la familia Sanabria Cruz, que tienen su casita en Tecolapan, Estado de México y que desde hace 26 años reciben a los peregrinos con un café, muy necesario cuando se vive a 5 grados centígrados, y un ‘caldito de gallina’, que sabe muy diferente al de pollo.

Andres Famania años recibiendo a peregrinos

Está tan arraigada esta familia con los antorchistas, que incluso colocaron su propio altar a la virgen y reciben la luz de Cristo. Su amabilidad, generosidad y sobre todo su fe, hicieron de esta experiencia algo inigualable.

La Piedad y Ayotlán, entre fervor guadalupano e inseguridad

Al llegar al Michoacán, municipio de La Piedad, nos recibieron con unos taquitos de cabeza. No sabe usted lo necesario que es el alimento, pero el del alma, al saber que cada año esperan a los antorchistas para brindarles un taquito y el impulso para seguir con su camino.

Al llegar a Ayotlán, ya en Jalisco, los antorchistas fueron recibidos por la familia González Mayo y por los deliciosos tamales y atole que ya tenían listos. Ellos también cada año esperan la Luz de Cristo, recordando al patriarca que se adelantó, pero con las mismas ganas y devoción, que es irrenunciable.

Familias de Jalisco recibiendo la flama 5

Luego comenzó una dinámica distinta, los grupos ya no iban solos, iban en caravana, con vigilancia permanente y con el miedo que podía respirarse, pues la zona serrana entre Ayotlán y Atotonilco se ha caracterizado por ser un escenario de riesgo.

Pero ni eso, que a más de uno impediría seguir, detuvo al contingente, que antorcha en mano, corrió por las empinadas colinas y siguió con su camino.

El Borrego, el frío y la Zona Metropolitana en sprint

Una parada obligada, desde el primer maratón hasta hoy, es el restaurante El Ranchero, que todos los antorchistas conocen como ‘El Borrego’, porque es el platillo especial de la casa.

Este lugar está incrustado en el municipio de Zapotlanejo y tiene dos cualidades, según las quieran ver: una familia, la Jiménez Alatorre, que con su calidez, bondad y devoción arropan a los antorchistas, y un frío que cala, pero que fortalece la unión y recarga energía entre los corredores.

Familia Jiménez Alatorre 6

Tras desayunar con ‘El Borrego’, inició la travesía de cruzar la Zona Metropolitana en sprint, con los grupos 5 y 6 que ‘se rifaron’, pues no es sencillo correr, no trotar, en una ciudad con tantos vehículos y tan larga.

Tras casi 3 horas, se cruzó Guadalajara y Zapopan y entonces el ritmo amainó, pero no las experiencias.

Puerta de la Vega y Ameca, los más cálidos

La siguiente parada obligatoria, ya en el tercer día de la travesía, fue el poblado de Puerta de la Vega. Tal vez su nombre no le suene tan familiar y con razón, es un sitio pequeño, poco habitado y que no figura mucho en el estado, pero cuya devoción es tal, que se organizan con ‘cuetes’ para avisar que la antorcha va llegando.

Antorchistas en Puerta de la Vega 7

Al arribar a la iglesia de Puerta de la Vega, se encendió su cirio con el fuego de la Basílica de Guadalupe y emprendimos la salida, no sin antes recibir un lonche por parte de los muy agradecidos visitantes.

Después de salir, el siguiente punto a visitar fue el municipio de Ameca y vaya experiencia.

Ahí, los 6 grupos pararon, bajaron de las camionetas y comenzaron a trotar. Me decían antes de iniciar la misión que ‘hay cosas que te podemos contar, pero que no las vas a entender hasta que las vivas’. Así fue.

En Ameca, cientos de familias salen de sus casas, forman fogatas en sus aceras y esperan pacientes la Luz de Cristo. Ver los rostros de los habitantes cuando sus cirios y veladoras son encendidas, es algo que no se puede explicar con palabras.

Antorchistas en Ameca 8

Atenguillo, las mañanitas, el gélido Talpa de Allende y la emotiva Yerbabuena

Luego de la experiencia en Ameca, el camino siguió hasta el municipio de Atenguillo, donde se cantaron las mañanitas a la virgen y se encaró el último día de travesía, con mucho frío, pero mucha más fe.

Antorchistas en municipio de Atenguillo 9

Muy temprano en la mañana, antes incluso del amanecer, los contingentes llegaron al poblado de Los Ocotes, en Talpa de Allende. Si le digo el frío que hacía no me lo va a creer, pero al entrar a su iglesia todo se fue y es que era difícil escuchar tus pensamientos por los aplausos recibidos, algo que no se olvida.

Antorchista en poblado de Los Ocotes, en Talpa de Allende 10

Venía la recta final y solo faltaba llegar a La Yerbabuena, en Mascota, Jalisco, donde todos, sin excepción, lloramos, pues el padre se quebró al recibir la Luz de Cristo.

Antorchistas en Mascota, Jalisco

Más comida, fruta, agua y aplausos motivaron al contingente.

La llegada a Vallarta y la devoción de CPS Media

Al arribar a Puerto Vallarta, cuando ya casi terminaba la misión, los antorchistas tuvieron el noble gesto de pasar por las instalaciones de CPS Media, donde el altar ya estaba montado y se entregó la Luz de Cristo.

Miltón encendiendo antorcha en CPS

Fue a su servidor a quien le brindaron la oportunidad de realizar este acto y no hay forma de ocultar lo que se sintió, que quedó plasmado en los videos de los propios compañeros, a quienes agradecemos su esfuerzo.

El recibimiento en el centro fue indescriptible

Al llegar al centro de la ciudad, los cúmulos de gente crecieron a tal grado que la emoción se desbordó. Después de 5 días, los antorchistas vieron a sus familias, a sus hijos, esposas, padres, amigos cercanos y, sobre todo, vieron el amor con el que los recibieron.

Entrada de antorchistas al centro de vallarta

Por eso se tenía que vivir la experiencia, porque es difícil entenderlo si no formas parte del grupo .

La misa de recibimiento inició poco antes de las 8 de la noche y, con ello, finalizaba una misión más, una especial para CPS Noticias, porque nos permitieron ser parte de ella y, ojalá con su agrado, se haya podido comunicar de buena manera.

Antornchistas en la iglesia de nuestra señora de Guadalupe, en Puerto Vallarta
La experiencia es inigualable, la fe creció en estos días y Puerto Vallarta se refrendó como un pueblo guadalupano, él más en la región.

 

LLG

Milton Colmenares