¡Vallarta agota agua! ANP de Sierra de Vallejo-Ameca busca revertir problema

Si quieres agua y que no haga tanto calor, se debe proteger la montaña y para ello ejidatarios deben recibir un fondo económico para que las montañas queden intactas
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Sierra de Vallejo-Ameca

Puerto Vallarta ya no tiene agua como en otro tiempo, los ríos Mascota, Pitillal y hasta El Cuale se secan fuera de temporada de lluvias. La declaratoria de la Sierra de Vallejo-Ameca como Área Natural Protegida (ANP) publicada la semana pasada, es precisamente para prevenir que la región pierda la captación de agua para ciudades y municipios de la región y que puedan contar con el vital líquido, pero para ello es necesario proteger las montañas de esa zona.

El ambientalista Ricardo Díaz Borioli, representante del Colectivo de Defensores de la Bahía y Colectivo Ambiental, señaló que la reciente declaratoria como Reserva de la Biósfera es un seguimiento a la zona protegida por el Gobierno de Nayarit en 2012 y el decreto para proteger la cuenca del Ameca en 1949.

“Se fusionaron en una superficie más extensa para proteger una reserva de la biósfera, dentro puede tener pueblos o comunidades, no es impositiva la prohibición, pero sí es un proceso de concientización para preservar el valor ambiental de la flora y fauna que ahí existen y que actualmente son corredores biológicos de importancia”, comentó el experto.

Ambientalista Ricardo Díaz Borioli

La cuenca del Ameca está protegida desde 1949, pues las cuencas son las que hacen que un río tenga agua todo el año y la cobertura forestal es primordial, pues es la que retiene el líquido.

“Ya algunos ríos pequeños como El Cuale y Pitillal que antes tenían agua todo el año y ahora desde abril se ve que se secan en la parte superior, aunque sí traen en el subsuelo y el Mascota ya tiende a secarse. Eso es porque las cribas están sacando el filtro por el río y llegan al lecho profundo y el agricultor que tenía su pozo a un kilómetro del río y sacaba el agua a tres metros ahora tiene que excavar 12”, dijo Díaz Borioli

El único río en Puerto Vallarta que tiene agua todo el año es el Ameca y precisamente, antes de que se seque se aprobó que las montañas, los bosques por donde pasa, sean reserva de la biósfera.

“El cambio de uso de suelo forestal ha crecido rapidísimo, por la siembra de agave y aguacate, pelan un cerro y estos monocultivos cambian un bosque por una especie y no tienen la misma captación del agua. El agua escurre más rápido y erosiona el suelo porque no se logró filtrar el agua, arrastra sedimentos a ríos y arroyos”.

La segunda consecuencia es el cambio de temperatura porque el suelo se calienta y junto con el clima se pierden insectos y animales. Es por ello por lo que es un peligro el no proteger las montañas.

Ricardo Díaz Borioli consideró que además de la declaratoria, el documento debe ir acompañado de un proceso de concientización de las comunidades dentro del Área Natural Protegida.

“Toda ANP tiene un plan de manejo que establecerá las regulaciones. La Conanp (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) ellos solo supervisan que se lleve a cabo, pero si yo quiero deforestar una hectárea para plantar algo ahora será más vigilado que antes por estar adentro de una reserva de la biosfera”.

Pero para que se logre realmente el proteger la montaña, primero se tiene que trabajar de la mano con los ejidatarios, quienes en el siglo pasado recibieron sus dotaciones de tierra y ahora entre gobierno y ciudadanía, se debe encontrar el mecanismo para que la conservación de tierras ejidales en la sierra les genere de forma económica.

“Por ley las montañas están prohibidas parcelarse, lo que hacen son los coamiles que es tumbar la vegetación original y el ganado se come el pasto, el problema es que se comen todo y hasta los arbolitos nuevos se van y entonces queda un bosque viejo. Ese ejidatario tiene un derecho de usar su tierra, esa selva tiene un valor y ofrece servicios ambientales que es el agua y tenemos que pagarles una renta de su tierra para que saquen al ganado y se quede así”.

GC

Carolina Gómez Aguiñaga