Tecla 7/6 Por los de siempre, los olvidados

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Hoy, este viernes 7, estás aquí, Andrés Manuel, de nueva cuenta en Los Cabos.

Por segunda ocasión el trato te será diferente.

Un gobernador que hoy te saluda, otro que en algún momento te ignoró.

El tiempo que brinda oportunidades y cambia escenarios.

El tiempo que cobija esperanza. Y que la convicción, no suelta, abraza, para no soltar los días buenos que se anhelan.

Varias veces, desde 1997, cuando visitabas estas tierras –y que algunas puertas se te cerraban y otras manos se te escondían–, compartimos tu esperanza ya sea comiendo una y otra vez en Tribuna, o en el hogar de este tundeteclas. Los niños que saludaste hoy son profesionales; la nena fuera de casa. Gaby, aleteando como profesional de 3D en San Francisco.

El tiempo nos ha brindado oportunidades, las tomamos.

No se ha dejado de abrazar la esperanza.

Ahí en mi oficina, en gayola, hasta arriba del nuevo edificio de nuestra casa editora –ahora ya tenemos Radio FM y televisión abierta— aún se encuentra tu saludo en la edición impresa de Tribuna, cuando Humberto Peña cubrió en el ’96 de enviado especial la intensidad política que se vivía en Tabasco.

Te compartí en aquella ocasión que mi socio, Fernando González Corona, era alcalde de Puerto Vallarta, el primer candidato que derrotaba al PRI en aquella región jalisciense. No dudaste al redactar el mensaje, que siempre importa el ciudadano, sus convicciones, por igual con el periodista el compromiso social.

Antes había estado Porfirio Muñiz Ledo. No pudo evitar las lágrimas. Le seguían serios, respetuosos, Homero López Rentería, Tito Herrera y Sergio Meyer, de auténtico compromiso de izquierda en este lugar al final de la tierra. Le había pedido a Porfirio que firma una lámina en el que se veía en el mitin del 88 con el presídium, con Cuauhtémoc, Pardiñas…La voz se le fue haciendo suave. Unos instantes en silencio, reflexivo. En el título del cuadro que aún se conserva en la oficina de gayola, se leía con aquel mitin del 88 en el zócalo capitalino: Una lucha por México y su democracia que no claudica “ni claudicará”, él agregaría, con su firma.

Si, Andrés Manuel, regresas por segunda ocasión a Los Cabos, como Presidente de México.

El tiempo trae oportunidades, cuando no se sueltan a las convicciones.

Vienen esos días en donde nos compartías el alimentar esperanza por tiempo esperanza. No hubo puertas cerradas. En tanto encuentros llegaste a Radio Tribuna Digital, hoy es Radiante FM en La Paz, Puerto Vallarta y San José del Cabo. Igual en las tres plazas Tv Mar.

El tiempo nos trajo oportunidades, no soltamos las convicciones.

No se fue por un hoyo de la bolsa del pantalón la esperanza. Quedo en el pecho.

Pero, Andrés Manuel, hoy que llegas por segunda ocasión a Los Cabos, ya como presidente, hay para quienes la esperanza fue aplastada por la traición. Hay miles de vidas traicionadas porque les permitieron que sus créditos del Infonavit y del Fovissste se aplicaran a edificios habitacionales que construyó Homex (2009, con todos los permisos federales, estatales y municipales). Hace diez años no hubo silencio por tal tropelía, ahí está, por citar, la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios de Los Cabos –como presidente Genaro Ruiz—que advertían de los riesgos de tal felonía.

Estimado Andrés Manuel, con el paso de la tormenta tropical “Lidia” (2017) un edificio de Chulavista en Cabo San Lucas y otro en Puerto Nuevo en San José del Cabo Colapsarían.

El tiempo no les ha dado ni una oportunidad a estas miles de vidas traicionadas, tal cual se da cuenta en Olvidados, de Tribuna, documental de 30 minutos (2018) y que se puede ver en YouTube.

El tiempo en lugar de oportunidad, dejó como huella ofensiva monumentos a la corrupción e impunidad. Sin justicia.

Andrés Manuel, llegaste con la esperanza.

De manera encarecida la petición que los veas. Ya debes de estar hasta el tope de tantas indignaciones que provocan políticas públicas fallidas y pillerías dejadas como maldita herencia.

Mas esta gente, también, alberga esperanza. Son los de las calles de terracería, son los de siempre.

Una parada en Chulavista o Puerto Nuevo.

Y que alguien te preste un marro parea demoler esos monumentos a la corrupción e impunidad con los que te vas a topar en medio de arroyos.

Por ellos, Andrés Manuel. Por los de siempre. Por los olvidados.