Recula Seapal, dicen que no construirán represa

La presión de la gente surtió efecto e hicieron que Seapal reculara en su intención de realizar obras en el Río de Mismaloya, tras tres días de poca información y molestia ciudadana.

Desde el pasado miércoles llegó a la agencia municipal de Mismaloya una enorme máquina, con la intención de comenzar los trabajos en el río, sin embargo, no lo permitieron los habitantes.

No obstante, para este viernes, desde las 11 de la mañana aproximadamente, arribaron al pueblo funcionarios de Profepa y Semarnat, acompañados por elementos de la Marina, lo que provocó movilizaciones de los pobladores.

Pero la visita de los funcionarios federales era en atención a las quejas de los habitantes, ya que iban a supervisar que los trabajos de Seapal contaran con todos los permisos necesarios y los estudios de impacto ambiental.

Tuvieron que pasar más de cinco horas para que los representantes del Seapal acudieran a Mismaloya para atender al personal de Profepa, Semarnat y, sobre todo, los habitantes, que seguían al pie del cañón.

Todos, funcionarios y vecinos, acudieron al lecho del río, donde se dieron algunos pormenores de la obra y fue en ese momento cuando el director operativo de Seapal, Rigoberto Velázquez Navarro, se retractó de lo que previamente declaró ante CPS Noticias y dijo que la obra no se trataba de una represa, sino la reubicación de la toma de agua, para poder captar más litros por segundo.

Los vecinos, molestos, increparon al funcionario de Seapal por haber mentido en diversas ocasiones, pues él aseguró que serían represas las que se construirían y ante Profepa y Semarnat cambió la versión.

Finalmente, tras varios minutos de alegatos, se acordó que la obra, que además no cuenta con los permisos necesarios de las autoridades federales, se suspendería hasta que se realicen una serie de reuniones con los pobladores y, de no llegar a un acuerdo, se cancelarán definitivamente.

Con presión, los ciudadanos de Mismaloya lograron parar una obra poco transparente y podrán jactarse de haber defendido, una vez más, sus recursos naturales.