Quiero dormir y no despertar: Lupita, sin empleo y sin esperanza

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*Historias en 10 de mayo

La contingencia sanitaria y cierre del comercio y servicios ha generado ya crisis en muchos hogares en Puerto Vallarta, sobre todo de los mas vulnerados,  como es el caso de la señora María Guadalupe Cuellar Robledo, madre y abuela, mayor de 60 años, con su esposo también mayor y enfermo, igual que su tía y un nieto autista del que se hace cargo.

Originarios de Guanajuato, llegaron en 1981 a esta ciudad buscando un porvenir. Vive en la colonia Villa de Guadalupe, en una casa que les heredó su suegro, pero por la mala situación ya puso en venta.

Tuvo tres hijos, las mayores hicieron su vida y apoyan en lo que pueden, el menor Víctor murió hace dos años, toda su vida estuvo sobre una silla de ruedas, con retraso psicomotor. Por quien dice se convirtió en “una madre luchona”, tocando puertas en todas las dependencias gubernamentales y trabajando vendiendo tamales en el malecón.

VENDE TIERRA, FRUTAS Y ACUDE A COMEDORES COMUNITARIOS

Pero por el Coronavirus no se los permiten desde hace mas de un mes trabajar ahí, trató de comercializarlos en las calles pero no tuvo éxito, pues dice la gente tampoco tienen dinero, y se siente desesperada: “me siento muy frustrada…ya se me quitó todo, a veces me siento muy mal, quisiera dormir y no despertar”, expresó con lagrimas en sus ojos. 

No le llegó el apoyo económico del Gobierno del Estado por desempleo. Doña Lupita ahora le busca la vida juntando tierra y abono, que vende de casa en casa, también hace trueque con ciruelos y mangos de su jardín.

Para poder alimentarse va a un comedor comunitario en la colonia Versalles, con un grupo, en su mayoría de extranjeros, empresarios y cuando se entera de repartición de despensas va a formarse, pero nunca ha alcanzado.

PIDE CUMPLAN CON LA PENSION POR DISCAPACIDAD A SU NIETO

De pronto se pone optimista, dice que espera salir adelante: “Le pido a Dios, pero veo que está muy difícil, le pido me llegue un buen cliente para mi casa, y sacarme de este apuro, ahorita llegan los cobradores y no abro porque no tengo para pagarles, afortunadamente ya nos dijeron en el comedor que no nos van a desamparar hasta que acabe la contingencia”.
Señaló que ya pidió también ayuda a sus parientes, para pagar la luz y otras necesidades. No tiene ni para calentar su comida, pues se le agotó el gas. A quienes tengan la voluntad de ayudarla, su teléfono es 3221092020. 

Su preocupación ahora es su nieto Leonardo, de quien se hace responsable, a quien desde el año pasado ingreso al programa federal de pensión por discapacidad, pese a que lo aprobaron y hasta le enviaron su tarjeta del banco, nunca ha podido recibir dicho dinero, por problemas burocráticos, por lo que solicita asesoría de regidores y funcionarios públicos competentes.

lupita y su marido ya no tienen ni para comer

Miguel González Guerra