Planta de amoniaco al acecho de la reserva de Topolobampo

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El secretario de Economía de Sinaloa, Javier Gaxiola Coppel, declaró a Forbes México que la construcción de la planta de fertilizantes en Topolobampo es clave para la producción agrícola, ya que la guerra de Rusia contra Ucrania, ha generado un desabasto de fertilizante en México.

“Ahí entra el proyecto que hay en Sinaloa de la planta de fertilizantes de Topolobampo, que es la producción de amoniaco”, manifestó.

Afirma que la empresa está cumpliendo con todo los requisitos al pie de la letra y sin duda vendría a subsanar los altos costos en los fertilizantes a partir de la guerra, lo que hoy es un gran problema para los productores de todo México.

Aunado a ello, aseveró que la planta generará miles de empleos, aunado a una cuantiosa inversión superior a los 5 mil millones de dólares.

No obstante, la investigación del reportero Marcos Vizcarra señala que los habitantes de la nación mayo-yoreme no están de acuerdo, pues aseguran que la construcción de una mega planta de amoniaco pone en peligro el humedal Santa María-Topolobampo-Ohuira al norte de Sinaloa.

Motivo por el cual, la comunidad desde hace 7 años comenzó una lucha contra las empresas “Gas y Petroquímica de Occidente” (GPO) y “Proman” para frenar la construcción de dicha planta, lográndolo hasta el día de hoy mediante una serie de amparos.

Una investigación de Ethos Innovación en políticas públicas reveló que los empresarios obtuvieron los permisos de construcción sin efectuar la consulta con los pueblos originarios tal como lo estipula la Constitución y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.

Con el apoyo de políticos locales de alto nivel, tales como Francisco Labastida Ochoa, e hijo, Francisco Labastida Gómez de la Torre, así como el exgobernador Mario López Valdez “Malova”,el consorcio comenzó a construir la planta en un humedal protegido por el convenio Ramsar desde 2009, lo que inició el proceso de destrucción y contaminación del área que supuestamente está protegida por normas internacionales.

Si bien es cierta la declaración de Javier Gaxiola Coppel en cuanto a que la planta dejará una gran inversión, también es cierto que la producción de amoníaco será de poco más de 770 mil toneladas al año, o el equivalente al 63% en volumen del Estadio Azteca, lo que será devastador para el humedal Santa María-Topolobampo-Ohuira.

Este sitio Ramsar alberga no sólo a aves playeras, si no que también es hábitat del delfín nariz de botella y zona de cría y alimentación de las tortugas prieta y carey, así como de peces y crustáceos de importancia comercial, de acuerdo con un estudio realizado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

Actualmente la planta es una obra en construcción de 26 hectáreas, el equivalente a cinco veces el Zócalo de la Ciudad de México, pero en el proyecto de GPO prevé que la afectación sea de 126 hectáreas, es decir, apenas se ha construido una quinta parte.

Aunado a ello, la empresa en su solicitud de permisos ante Semarnat calculó que necesitará 2 millones de litros de agua de mar por hora durante los 365 días del año para mantener frío el amoniaco y así evitar que se evapore. El agua tendría que ser sustraída de la bahía y luego se descargaría con una temperatura distinta, entre 1 y 3 grados más y con sustancias químicas.

Es así como el estallido de la guerra y la carencia de fertilizantes amenazan el trabajo emprendido por la comunidad desde el 2015, pues el secretario de Economía de Sinaloa afirma que los precios que hoy están por los cielos, reducirían de contar con la planta en Topolobampo.

“Si la estuviéramos produciendo aquí en Sinaloa daría un precio competitivo, pero no hay fertilizantes en el mercado mundial”, expresa Gaxiola Coppel.

Esto sin duda, favorece la estrategia del Gobierno Federal, la cual señala que la reactivación y producción de fertilizantes cubriría mejor las necesidades agroalimentarias del país, ya que actualmente para cumplir con la demanda nacional de fertilizantes se deben hacer importaciones desde Rusia y China, sin embargo, se olvidan de lo esencial, cuidar de los recursos naturales, esos que a toda costa nos esforzamos día a día por explotar, esperando no tener consecuencias del exterminio.

Llamna Gómez