La leyenda de las Alazanas: Un tesoro escondido en Puerto Vallarta

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Postal de Puerto Vallarta

En Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, la historia se teje con las telarañas de las leyendas y los mitos que han cautivado a generaciones enteras. Una de las narrativas más intrigantes es la de un “compadre avaro” y el tesoro perdido, contada por Ventura García Castillo, historia que ha alimentado la imaginación de la población durante años.

La traición que cambió vidas

La leyenda comienza en una época en la que el oro era conocido como “Alazán”, y las monedas de oro, “Alazanas”. La gente las llevaba con orgullo, atadas a sus cinturas con cinturones de piel de víbora. Las monedas eran su tesoro, su bien más preciado, y no podían permitirse que la humedad las arruinara. Por lo tanto, las escondían en ollas de barro, un secreto que solo conocían unos pocos afortunados.

Uno de estos afortunados residía en San Sebastián del Oeste, un hombre que había acumulado tanto oro que temía perderlo. La avaricia lo dominaba, y se negaba a gastar sus riquezas. En lugar de disfrutar de su fortuna, decidió enterrarla en un lugar secreto. Pero, para realizar esta tarea, necesitaba la ayuda de un compadre en quien depositar su confianza, a pesar de sus reticencias.

El compadre y la serpiente guardiana

Después de un tiempo, el hombre regresó al escondite de su tesoro, solo para encontrarlo vacío. Sospechó de su compadre, quien había huido lejos con su inmensa fortuna. El ladrón se embarcó en un viaje sin fin, buscando el lugar perfecto para enterrar sus tesoros robados, pero un encuentro inesperado cambiaría su destino.

Cuando el ladrón regresó a su escondite, se encontró con una serpiente. La mirada desafiante de la serpiente lo paralizó, y sus intentos por ahuyentarla fracasaron. Al día siguiente, armado con un machete, el ladrón enfrentó nuevamente a la serpiente. Pero, la serpiente lo debilitó con su veneno mortal, forzandolo a retirarse.

En su agonía, el ladrón tuvo un sueño en el que se encontró con un anciano sabio en ciencias ocultas. El anciano le advirtió que su tesoro estaba maldito y que debía devolver lo robado para romper la maldición y recuperar su salud. Sin embargo, la avaricia lo llevó a guardar silencio, y el secreto murió con él.

Destino oculto y una familia con suerte

El tesoro robado quedó enterrado en Bahía de Banderas, hasta que un día, una familia en Puerto Vallarta cambió su suerte de forma inesperada. Mientras realizaban reparaciones en su casa, un trabajador chocó su pico contra algo duro en el suelo. Al levantar la tapa de una olla de barro, el hombre cayó muerto en el acto.

La familia investigó el área y descubrió un cinturón de piel de serpiente repleto de monedas de oro. Este hallazgo cambió su vida para siempre, ya que aunque las “Alazanas” ya no eran moneda de cambio, su valor superaba con creces su peso. Curiosamente, una serpiente se convirtió en la guardiana de los tesoros robados y rondaba la casa, dispuesta a ajustar cuentas.

La leyenda del compadre avaro y el tesoro escondido en Puerto Vallarta sigue fascinando a la población local y atrae a aventureros en busca de riquezas perdidas. Aunque el tesoro ha sido encontrado, la serpiente sigue vigilante, recordando a todos que la avaricia y la traición no quedan impunes en esta tierra llena de misterio y mitos.

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Danna Sabido