La peregrinación de los faroles en Jiquilpan, Michoacán, una tradición arraigada

Cada año miles de varones participan en la denominada peregrinación de los faroles en el Pueblo Mágico de Jiquilpan, Michoacán
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En el Pueblo Mágico de Jiquilpan, Michoacán, año con año, se realiza la llamada peregrinación de los faroles.

La peregrinación de faroles en Jiquilpan, Michoacán, marca el 11 de diciembre como una jornada única de fe y devoción en honor a la Virgen de Guadalupe. Arraigado profundamente en la cultura local, este evento reúne a residentes y visitantes en una experiencia espiritual conmovedora.

Desde las tempranas horas de la tarde, los habitantes varones de Jiquilpan se congregan en el centro de la población para dar inicio a la procesión hacia el Santuario de la Virgen de Guadalupe, que se encuentra en una loma en lo alto del municipio. La singularidad de esta peregrinación se manifiesta en los faroles que cada participante lleva consigo representando los colores de la bandera, iluminando el camino y generando una atmósfera mística a lo largo de la ruta.

La peregrinación de los faroles sigue un itinerario tradicional, atravesando las principales calles de la localidad, mientras los participantes entonan cánticos y rezos dedicados a la Virgen. Los faroles, confeccionados artesanalmente con diversos materiales, en especial con carrizo, engrudo y papel de china, sin embargo, se pueden usar otro tipo de elementos, simbolizan la luz que guía la fe de la comunidad en la advocación de la Virgen de Guadalupe.

La culminación de la peregrinación de los faroles tiene lugar al llegar al Santuario, donde se llevan a cabo ceremonias religiosas, cánticos y ofrendas en honor a la Virgen. La peregrinación de faroles no solo representa un acto de devoción, sino también una oportunidad para que la comunidad se una en un espíritu de solidaridad y fraternidad.

Esta tradición, transmitida de generación en generación, refleja el arraigo profundo de la Virgen de Guadalupe en la identidad cultural y religiosa de Jiquilpan. La peregrinación de faroles sirve como testimonio tangible de la fe ferviente y el respeto hacia la Virgen, manteniéndose a lo largo de los años.

La historia de esta tradición se remonta a la década de los 40, cuando los primeros peregrinos regresaban de la basílica portando antorchas hechas a mano y con materiales caseros en camiones areneros. A partir de los años 80, la peregrinación evolucionó hacia la idea de llegar directamente a la casa de la Virgen con los faroles, manteniendo viva la llama de la devoción hasta el día de hoy en el Pueblo Mágico de Jiquilpan, Michoacán.

 

 

Adolfo Torres