Emma Coronel, “El Chapo” Guzmán y su historia de amor: “Esa mujer me trae loco”

"Esa mujer me trae loco. Y sí, es el amor de mi vida", confesó "El Chapo" Guzmán durante una entrevista desde prisión
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Emma Coronel sale este miércoles de prisión y todavía no cumplía su sentencia cuando Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, ya estaba pidiendo al juez Brian Cogan que le permita verla en cuanto quede en libertad.

“Esa mujer me trae loco. Y sí, es el amor de mi vida”, le dijo a Mónica Cano, sicóloga y criminóloga mexicana que por meses entrevistó al Chapo en prisión para hacer su perfil criminológico.

Cano contó a CNN que, por todo lo que le decía el líder del Cártel de Sinaloa, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos por tráfico de drogas, en efecto, Coronel era el gran amor del “Chapo”.

Sobrina de Ignacio Nacho Coronel (abatido en un operativo en 2010), socio del “Chapo”, Emma tenía 17 años cuando fue coronada reina de la feria del café y la guayaba en el estado de Durango, en 2006. Allí conoció al Chapo y, según testigos, fue amor a primera vista.

Aunque él le llevaba 32 años de edad, decidió que se convertiría en su tercera esposa. “Cuando cumplí 18 años nos casamos en una ceremonia muy sencilla, con familia y amigos cercanos”, dijo Coronel al diario estadounidense “The New York Times”.

En agosto de 2011, nacieron las hijas mellizas de Coronel con “El Chapo”, en Los Ángeles.

Durante sus fugas de prisiones en México, Coronel fue una figura clave, incluso para llevarle ropa por haberse salido con nada.

Su amor ha sido a prueba de infidelidades del “Chapo” y durante el juicio de éste en Nueva York, Coronel fue una figura siempre presente.

Cada día, a lo largo del juicio, en cuanto llegaba Guzmán Loera, lo primero que hacía era buscar los ojos de su esposa. Una vez que los hallaba, se tranquilizaba.

Previo a su juicio, rogó al juez que le permitiera saludar a su esposa, “quizá darle un abrazo”, en momentos en que sólo podía recibir la visita de sus abogados.

Fue en el juicio donde salió a relucir que Coronel estaba enterada y era partícipe de las actividades de Guzmán Loera. Cada día, ella escuchó, con un rostro inexpresivo, todas las acusaciones contra su esposo. Y cuando fue sentenciado a cadena perpetua, mientras todos esperaban que Coronel se derrumbaría, ella se mantuvo firme, y comentó: “No voy a llorar. Nadie se ha muerto aquí”.

En febrero de 2021, cuando “El Chapo” ya cumplía sentencia de cadena perpetua en la prisión de máxima seguridad de ADX en Florence, Colorado, ella se entregó a las autoridades estadounidenses y decidió cooperar con la justicia para recibir una condena reducida.

El 30 de noviembre del mismo año fue condenada a tres años de prisión por los delitos de conspirar para distribuir drogas, lavado de dinero y por participar en transacciones de propiedades pertenecientes a un narco.

Los últimos meses de su sentencia los cumplió en una casa de transición en Long Beach, California, donde se le ha preparado para su “reinserción”, a partir de hoy.

Aunque es la fecha que fijó el Buró Federal de Prisiones (BOP) para su liberación, Coronel, quien tiene la nacionalidad mexicano-estadounidense, aún deberá pasar los próximos cuatro años en libertad condicional, tiempo en el que deberá residir en el distrito judicial que se le asigne y comunicar al gobierno estadounidense cualquier cambio de empleo o de domicilio.

Joaquín Guzmán está desesperado por volver a verla. Tanto así que, hace unos días, envió una carta al juez Brian Cogan pidiéndole le permita recibir las visitas de Coronel y de sus hijas, considerando que desde hoy, ella será una mujer libre. “No veo porque (sic) no se le autorise (sic) a mi esposa que me visite y también traiga las niñas”, escribió de su puño y letra.