El partido del siglo

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En México se coronaron como campeones del mundo los reyes del siglo pasado, Maradona y Pelé. El estadio Azteca fue testigo de los grandes alzando el título más importante. Y era en esa misma edición, donde el brasileño terminaría campeón, que el público mexicano pudo presenciar el que es considerado por muchos, como el mejor juego de futbol de los mundiales, “El partido del siglo”. 

Expertos, amantes y medios de comunicación concluyen que aquel juego disputado entre Italia y Alemania, el 17 de junio de 1970, fue el duelo más apantallante de la historia del futbol. 50 años después, aquel titulo sigue siendo válido para recordar aquel juego. Aunque hoy en día, hemos sido testigos de grandes enfrentamientos, parece ser que la historia no va a cambiar por el momento. Sin embargo, ¿por qué este partido trascendió en la historia como el partido del siglo?

Se trataban de las semifinales. Brasil había superado a Uruguay en el estadio Jalisco en la otra llave, pero el duelo en la capital todavía estaba vivo. El primer partido del catalogado “el partido del siglo” no fue nada del otro mundo, un aguerrido encuentro entre dos escuelas de futbol bien definidas. El futbol táctico y el posicionamiento por bloques en conjunto de ambas selecciones hacían de un juego de futbol, una partida de ajedrez.

Donde cada movimiento estaba planeado y los errores costaban caro. Los Italianos habían perforado las redes del rival apenas 8 minutos del silbatazo inicial. Roberto Boninsegna, quien en ese momento era futbolista del Inter de Milán, era el encargado del primer gol del partido. Aprovechando un rebote fortunio, sacó un zapatazo de fuera del área, para colocar el balón en el poste izquierdo de Sepp Maier, quien ni estirándose completamente alcanzó a evitar el gol. 

Alemania debía remar contra marea para voltear el resultado. Sin embargo, el buen parado de los azurri, evitaba que los teutones fabricaran claras ocasiones de peligro. Siendo incluso que, las ocasiones de mayor peligro seguían siendo italianas. Un joven Beckenbauer destacaba en el equipo de blanco y negro.

Desde la media cancha tomaba la pelota en dirección a portería con gran velocidad, logrando superar dos marcas y posicionándose para el disparo, sin embargo, el alto capitán Giacinto Facchetti lograba cortar con un sutil toque por detrás que terminaba provocando la caída del Kaiser, sin embargo, oportunamente no fue cobrado como penal.

Aquella jugada pareció ser la llave de acceso para que los alemanes se acercaran con peligro a la portería italiana. Un debutante Gerd Muller intentaba de todo para marcar el gol del empate, Overath inclusive tuvo un tiro que hacía vibrar el larguero, sin embargo, la anotación no caía.

Otra majestuosa carrera de Beckenbauer de cara a portería, terminaba en falta justo a centímetros del área grande, provocando el reclamo de futbolistas teutones. Y parecía que ni siquiera la suerte estaba de su lado, ya que un garrafal error de Albertosi ponía la pelota justo en la línea de gol para que Muller la empujara, pero recomponiendo su falla, el arquero italiano logró evitar el gol. A pesar de todo ello, el que persevera alcanza. Tras un centro de Grabowski por la banda izquierda, Schnellinger remataba solo a quemarropa en el minuto 90. Los alemanes conseguían el eufórico empate. El partido se iba al alargue. 

Los errores se hicieron presente rápidamente en el inicio del segundo duelo. Una equivocación en la defensa italiana y la viveza del Torpedo Muller, terminaron en el gol de la voltereta. Alemania se ponía por delante, pero no por mucho, pues un mal rechazo del delantero Sigfried Held dejaba a Tarcisio con ventaja para marcar el gol que volvía a empatar todo. Aunque ambos seleccionados eran ordenados y bien organizados, fueron pequeños fallos los que provocaron las anotaciones.

Italia lastimaba a Alemania tras un contragolpe orquestado por Gianni Rivera y quien aprovechando que un lesionado Beckenbauer no perseguía la marca de Luigi Riva, le centraba al borde del área. Riva recortaba a Schnellinger con un gran regate y cruzaba la pelota al poste más lejano para adelantar a la selección de azul y blanco. Nuevamente Italia se ponía con ventaja sobre la Alemania Federal.

A pesar del choque con Facchetti, la lesión en el hombro no impidió que Beckenbauer iniciase el segundo tiempo extra. Era todo o nada para el equipo teutón. Y tras un tiro de esquina Gerd Muller vencía al distraído arquero italiano, el panorama era alentador para el grupo teutón. Parecía que podía disputar otra nueva final con aquel ritmo de ataque.

Desafortunadamente para ellos, la sonrisa les duró poco. Bonisegna desbordaba por la izquierda venciendo su marca y centrando en diagonal a un Gianni Rivera que solo llegaba para definir con tranquilidad. Italia volvía a ponerse por delante, pero esta vez, para terminar ganando el juego. 

Alemania caía derrotada pero con mucha esperanza de cara al futuro. Aquel mundial, sirvió para anunciar al planeta, la presencia de dos jóvenes, Gerd Muller y Franz Beckenbauer, piezas fundamentales cuatro años después en el campeonato del 74. Italia por su parte, se disponía a jugar la final contra la Brasil de Pelé, aunque dicho juego terminó a favor de los verdeamarela por un marcador de 4 a 1.

México despedía su primer mundial y en el azteca se conmemoraba aquel día, con una placa en honor al que fue, es y parece que seguirá siendo “El partido de siglo”.