El fin de los nacimientos navideños

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Propicio por la temporada decembrina, yo me pregunto ¿cómo se vería Puerto Vallarta y los municipios del país sin los adornos navideños y el nacimiento que año con año instalan los gobiernos municipales?

Es una pregunta que en verdad yo no me quiero responder, pero que está en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación aclarar.

Pues bien, resulta que el máximo tribunal de justicia del país a propuesta del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá está por pronunciarse por prohibir la colocación de nacimientos o cualquier otro adorno o signo alusivo a la religión en espacios públicos y pagados con recursos del erario.

Conociendo de antemano la respuesta ciudadana que se puede generar, el tema que debió resolverse en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación el pasado 6 de noviembre fue dejado “en lista” a petición del propio ministro que la propuso, José Luis González Alcántara Carrancá.

Pues sí, el ministro propuso prohibir la instalación de nacimientos navideños en lugares públicos, como respuesta para atender un amparo que viene desde el 2020.

Su argumento para sostener su propuesta de resolución al amparo es que la instalación de estas escenas bíblicas en la vía pública viola la libertad religiosa y los principios constitucionales del Estado laico.

Todo se origina porque a principios de este año la Suprema Corte de Justicia de la Nación atrajo amparos que la organización Kanan Derechos Humanos interpuso en contra de los ayuntamientos de Chholá, Mocochá y Mérida en Yucatán, por romper el principio de laicidad (ese que separa la iglesia del Estado) al poner nacimientos católicos en los palacios municipales y espacios públicos.

El proceso de este amparo comenzó en 2020, en el marco de las celebraciones navideñas. Kanan, una organización que acompaña luchas como la del agua en Sitilpech y los avances del Tren Maya, recibió algunas quejas de personas involucradas en derechos humanos que contaban que en sus municipios se habían colocado nacimientos de Jesucristo y ellas se pusieron a investigar. Encontraron que este acto vulnera el principio de laicidad con la institucionalización de la religión católica. 

Y una pensaría, ¿Qué tiene de malo que las autoridades municipales pongan un nacimiento si es tradición en la Navidad?

A mí en lo personal no me afecta. Lo veo como el resultado práctico y común, generado a través de la costumbre y muy arraigado en la cultura popular. No sólo de México sino en otros países por igual en todo el mundo.

De hecho, como bien dice el alemán Dietrich Schwanitz, libro que por cierto se utiliza como texto en la educación media en Alemania, por todo lo que aporta sobre el tema.

La cultura occidental, dice, tiene su fundamento en la religión occidental y sus usos y costumbres.

Y México no es ajeno a esta influencia cultural y formativa de la sociedad.

Lo cierto es que el asunto lo maneja la asociación denominada Kanan Derechos Humanos, que se dice defensora de los derechos y dignidad humana.

Surgida por generación espontánea, en realidad Kanan es una Organización que se dice  no gubernamental y defensora de los derechos humanos.

Tomó nombre en la presente administración federal, cuando comenzó a defender supuestas causas sociales y promover amparos contra obras de gobierno.

Su actuar se enmarca en el contexto de las nacientes ONG’s que surgieron promovidas en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Y aunque pareciera algo incrédulo también las ONGs violentan los derechos humanos cuando en su eslogan dicen que defienden al pueblo y los derechos humanos. Pero en su actuar y prioridades lo que hacen es defender los intereses de fundaciones internacionales y de grupos corporativos que financian a las ONGs para declarar guerras contra empresas locales; movimientos sociales para desestabilizar y sembrar divisiones entre los pobladores de una comunidad, de un estado o país.

NUNCA ANTES

Este tipo de organizaciones, financiadas con dinero del gobierno de Estados Unidos a través del USAID, grandes empresas norteamericanas y filántropos de la talla de George Soros, extrañamente no se les ve activas en luchas contra el maíz transgénico y empresas que con sus productos causan graves daños a la salud pública en México.

Kenan utiliza como su argumento contra los nacimientos y motivos navideños, que al ser pagados con dinero de gobierno y colocarse en lugares públicos atentan contra la libertad religiosa y la laicidad del Estado mexicano, establecida en nuestra Constitución.

Lo cierto, por igual que en defensa de esa laicidad del Estado, estos señores no le entran a atacar de fondo el problema: la existencia de escuelas confesionales en donde sacerdotes y diferentes órdenes religiosas, tanto de varones como mujeres, imparten educación. Esto lo hacen las diversas manifestaciones religiosas, cómo la católica, la mormona y la cristiana.

Más cierto es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación anda extraviada en los asuntos que prioriza para su atención, alegando la defensa de los derechos humanos.

No puede defender el derecho de unos cuantos atacando y violando los derechos de la mayoría, pues con estas acciones erosiona instituciones como la cultura, la familia e incluso a la propia Constitución en diversos artículos, comenzando por el primero: Art. 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en los casos y con las condiciones que ella misma establece…”.

Esta Constitución en su artículo 2 establece en esencia: … Reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación y, en consecuencia, a la autonomía para: I. Decidir sus formas internas de convivencia y organización social, económica, política y cultural…”.

Con esto se protege a todos.

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