Verdad o mentira

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En marco de enorme seguridad se dio el cambio de gobierno en los Estados Unidos. 

Una ceremonia solemne, muy agradable, con discursos de unidad y de promesas que llenaron de optimismo a los doce millones de mexicanos indocumentados que viven en ese enorme país.

La fuga de Donald Trump para no estar presente en el evento hace pensar que los problemas no se han terminado. 

La impresión es que a Donald Trump en efecto, Rusia tuvo mucho que ver en su victoria hace cuatro años y que los hechos se van a revivir para aclarar los efectos que tuvieron internautas rusos para interferir datos que propiciaron la victoria de Trump.

Es decir, que el caso no está cerrado. Hoy Donald Trump puede considerarse como un fugitivo de la justicia y que finalmente lo va alcanzar en cualquier momento de lo que le queda de vida. 

El nuevo gobierno de Norteamérica le va a perseguir para que la justicia lo alcance.

Lo sabe ahora todo el mundo que en el gobierno de Trump se cometieron gravísimos errores. 

Eliminó muchos compromisos que pusieron al país casi en un marco de guerra, tuvo en sus manos los botones de ataque atómico para cualquier rumbo, China, la Unión Soviética o el Medio Oriente, que por fortuna fueron cuidados en forma muy efectiva por los mandos del ejército.

Verdad o mentira, la realidad se dio a conocer ayer en el mismo primer día de gobierno de Joe Biden. Veintinueve decretos ejecutivos, entre otros, para regresar al Acuerdo de París, para mejorar las condiciones comerciales con los países donde el anterior presidente rompió relaciones y el mejor de todos, anunciar que habrá un trato formal para esos doce millones de indocumentados que estuvieron en zozobra durante esos cuatro años del gobierno de Trump.

Son doce millones de indocumentados: mexicanos, hondureños, sudamericanos y hasta europeos. Esa promesa ha emocionado a todos.

En tanto, la relación política de México con el nuevo gobierno de los Estados Unidos parece ser que no está lastimada. Simplemente brincos. Se puede decir que en el camino las calabazas se van acomodar.

Está claro, la DEA integró acusaciones contra el general Salvador Cienfuegos y explotó como un gran logro que lo hubiera detenido al cruzar la frontera de California. Un triunfo que se les escapó de la mano ante el reclamo enérgico del gobierno mexicano, que al determinar que el ex secretario de la defensa nacional es totalmente inocente y que la investigación de la DEA, mal integrada, es totalmente falsa. 

La inocencia de Cienfuegos molesto a esos investigadores que ahora amenazan con inculpar al mexicano con esos mismos argumentos falsos.

Lo dicho: con los brincos en el camino, las calabazas se van acomodar en la carreta. 

México y los Estados Unidos no pueden vivir confrontados con falsedades de un grupo investigador de malos antecedentes en México.

La realidad es que en Norteamérica no pueden atrapar a los traficantes de la droga y en México siempre serán mal vistos por todos, especialmente quienes la llevan y que además allá compran armas para mantener a México en zozobra por la inseguridad que provocan.