Una operación de desinformación llamada Xóchitl Gálvez

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Estamos en tiempos de campaña, y es que no es la ley lo que determina cuándo una nación debe o no debe discutir su futuro, sino el diálogo político, en ese sentido el presidente López Obrador colocó la discusión sobre la próxima presidencia de México hace más de un año. No hay rincón del país en donde no se hable sobre quién debe abanderar al partido gobernante, se descarta que quien se convierta en el candidato o candidata de Morena ocupará la silla presidencial. 

La oposición llevaba semanas viendo desde lejos este proceso, no tenía ni tiene liderazgos efectivos que hagan frente al tsunami que está produciendo el obradorismo como fenómeno y movimiento social. Entre los cálculos políticos más importantes de los dueños del dinero que tiene como coordinador a Claudio X. González la preocupación no se centra precisamente en la presidencia de la república que la ven perdida, sino en que Morena y sus aliados no logren más de las dos terceras partes de la Cámara y el Senado. 

La lógica que se ha impuesto es que debe de existir un freno legislativo que pueda detener los cambios constitucionales que el país necesita para transitar a un proceso de posneoliberalismo más avanzado. Aunado a esto el dinero no alcanza para sostener a todos los políticos que ahora dependen del financiamiento extranjero y del dinero de los empresarios que vieron perder sus privilegios en este sexenio, es decir, ya se ha decidido abandonar al PRD, pero más aún al PRI, del que ya esperan la perdida de su registro sino es que nacional si en la mayor parte de los Estados. 

Al partido que interesa rescatar y apuntalar en verdad es al de Acción Nacional, pero ni Santiago Creel ni ningún otro panista tienen el carisma para convencer a la sociedad de su proyecto conservador. Es por ello que han acudido a la figura de Xóchitl Gálvez, que será utilizada para una operación de desinformación a gran escala mediática. 

El primer paso que han dado y que varios activistas de izquierda, especialmente el sector más liberal de Morena, empieza a ceder, es justamente que la derecha los ha puesto a hablar que se está vulnerando el proceso electoral por la falta de equidad. Hay que hacer un apunte histórico porque parece que varios compañeros han decidido no hacer un balance a cabalidad y han responsabilizado incluso al propio presidente de tener una estrategia fallida, incluso hablan de forma ridícula que Xóchitl Gálvez ha crecido gracias a las menciones del presidente en la mañanera. 

Para ser claros el sistema electoral mexicano está armado para absorber todas las contradicciones que el neoliberalismo tuvo para sortear con los sectores nacionalistas y soberanistas en la entrega de los recursos a manos de privados. Primero el IFE y después el INE se convirtieron en instrumentos que la derecha neoliberal generó para ir concediendo espacios políticos para evitar una mayor confrontación social. Fue una válvula de escape, pero durante este sexenio, especialmente con Lorenzo Córdova a la cabeza, ha servido de forma inversa, ya que está generando condiciones de desestabilización para romper el acuerdo político que emergió de 2018. 

Ahora resulta que según algunos analistas todos los medios de comunicación a todas horas en televisión, radio, prensa, redes sociales y agencias digitales pueden emprender una campaña a favor de Xóchitl Gálvez, pero el presidente no puede mencionarla en la mañanera para contrastar su proyecto elitista neoliberal. Esto ya lo avaló el INE, lo que sigue es intentar criminalizar a varios candidatos y candidatas de Morena, el arma favorita que ha utilizado el conservadurismo en este punto ha sido el discurso de género. Así pretendieron bajar por ejemplo a Fernández Noroña o callar a youtubers para disminuir sus impactos. El actual armado electoral sirve para intentar llevar a cabo la restauración neoliberal. 

El segundo paso que habría que poner especial atención es que la derecha empresarial, que es apoyada por agencias de Estados Unidos como USAID, tienen muy presente que ya no existe consenso social con el proyecto neoliberal que dirigió en este país Carlos Salinas de Gortari desde el fraude electoral de 1988, por ende deben avanzar en manipular con un proyecto presuntamente “social liberal” para poder seguir imponiendo las privatizaciones en sectores estratégicos del país como el petróleo, gas y litio. 

Ahí nace la operación de desinformación Xóchitl Gálvez que se presenta como trotskista, la que viene de la izquierda, que tiene un lado que entiende a los pobres porque viene de ahí, porque además es indígena. La narrativa de las gelatinas estaba lista para presentarse como un paquete para convencer bajo otra lógica a una sociedad que ya está harta de los resultados desastrosos de los últimos 30 años. 

Los estrategas nacionales e internacionales de la derecha empresarial creyeron que tenían un producto estrella para vender que podría presentarse como un camaleón ante cualquier tipo de público, no sería la primera vez que lo harían, así lograron convencer del voto útil con Vicente Fox en el año 2000. No se esperaban que el presidente López Obrador diera a conocer los contratos multimillonarios de Xóchitl Gálvez con profundos conflictos de interés, se dedica a la política, pero tiene empresas a su nombre facturando con el gobierno federal en turno, es decir, una mercenaria más.

La histeria de la derecha fue brutal, se les había caído su estrategia de subirla como espuma y ahora tenían que ponerse a la defensiva para defender a una corrupta más de los suyos. En política la percepción es sumamente importante, el presidente dio a conocer esto antes que los tiempos legales se lo impidieran, pero de todos modos ha habido una campaña de desinformación brutal como si López Obrador estuviera planificando un desafuero con el apoyo de todos los poderes de la Unión. Cosa que no estamos ni de cerca de vivir en este proceso. 

Ante el desfondamiento de esta línea de manipulación, justo empata con el tercer paso que la derecha está instrumentalizando, radicalizar a su sector más irracional, racista, xenofóbico, anti abortista, homofóbico. Un pequeño y reducido número de ciudadanos en verdad cree que vivimos en una dictadura, que sus derechos están amenazados y que el avance de los derechos sociales de los demás son una amenaza para su estabilidad económica. Para este sector el ejercito debió de haber dado un golpe de Estado al inicio del sexenio y traicionó a la patria porque fue corrompido por este gobierno. 

A ellos se les está hablando cuando se pone sobre la mesa que Xóchitl Gálvez puede sufrir un atentado como el de Luis Donaldo Colosio, y se está responsabilizando a López Obrador si algo llegará a ocurrirle. Aquí pareciera que estamos ante una estrategia descoordinada con varios ejes al mismo tiempo, y no es así, es una operación de desinformación que está dirigida a producir confusión social, estamos ante una operación de este tipo para desde ahí llevar a la desestabilización social. Hoy más que nunca el debate en la izquierda sobre este momento es fundamental, pensar a la derecha es una necesidad del movimiento, no hay que dejarlo de lado. 

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