“Tolerancia cero”

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Observando las elecciones de consejeros del partido en el poder, nos damos cuenta de que un gran problema en México es el nulo respeto al orden y a la ley,
poniendo el ejemplo el presidente en turno, por sus violaciones constantes a la ley, a la Constitución y finalmente al poder legislativo al no obedecer a un juez federal, dejando un ejemplo evidente de prepotencia que envalentona a sus seguidores.
¿Qué esperaban?

El problema de raíz, heredado de otros gobiernos es la tibia aplicación de la ley, desde grandes violaciones hasta faltas menores y que el gobierno actual, pese a promesas y buenos deseos, no ha disminuido en nada este problema, sino al contrario, lo ha aumentado.

En este gobierno se ha recrudecido esta situación por la fallida política de “abrazos no balazos”, o sea “haz lo que quieras que no te va a pasar nada”, en el nivel del crimen organizado y de ahí para abajo, en toda clase de delitos.

Poniendo un ejemplo evidente, simple y real es la convivencia diaria de los habitantes de Tijuana, que podría ser Ciudad Juárez, Laredo o Matamoros, en sus visitas frecuentes a ciudades fronterizas de los Estados Unidos.

En México se maneja el automóvil con toda libertad, sin cumplir reglamentos de tránsito en forma estricta, tira basura sin ningún empacho, se estaciona en lugar prohibido o doble fila frenando el tráfico sin ningún temor a un castigo.

Cruzando la frontera existen los mismos reglamentos, pero allá la misma persona respeta por temor a la multa o el castigo. La policía es efectiva y sin tolerancia, aplican las leyes si hay violación de reglamentos. Se aplican las multas bastante altas y sobre todo, se respetan los reglamentos.
El cambio radica en la aplicación de la ley, una policía responsable y multas y castigos sin ninguna tolerancia.

¿Qué no podremos hacer eso en México?
Si no hay energía en las autoridades, apatía en aplicación de leyes y exceso de tolerancia por la policía, el desorden existente y la superación en la calidad de vida estarán en pausa.

Y no debemos esperar que este problema endémico se solucione por decreto. Cada gobierno de los estados debe comprobar que tiene la autoridad y decisión para mejorar esta actitud de indolencia aplicando una

“tolerancia cero”.

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