Sin pena ni gloria

0
220

Foto: Milenio

C a l í o p e

 

En medio del escándalo-circo que representa el caso de Lozoya, el encuentro entre los gobernadores y el presidente de la República, se dio con algunos raspones, pero nada de qué lamentar; un par de declaraciones fuertes sobre el actuar desde la presidencia, acuerdos más o menos favorables para ambas partes, una memorable fotografía de la cara del presidente y una posible fractura, fue lo que nos dejó la pasada sesión de la Conago.

La reunión era de importancia: en lo que va del sexenio, la totalidad de la Conago no se había reunido con el presidente debido a que la misma Conferencia ya no tiene el peso de antes, pues los gobernadores también están disminuidos.

La oposición no logra levantar cabeza, menos después de las acusaciones que Emilio Lozoya hiciera de dos políticos panistas, hoy gobernadores. Francisco García Cabeza de Vaca, gobernador de Tamaulipas, respondió en la reunión previa a la plenaria que el Gobierno de López Obrador “pide trato de Estado y luego da una bofetada con marca partidista”.

Y en la mañanera en Querétaro, el gobernador Francisco Domínguez estableció su postura frente al presidente por la difusión del video en el que se ve a Guillermo Gutiérrez Badillo, su secretario particular, junto a Rafael Caraveo recibiendo 3 millones de pesos en efectivo, en 2014. Por cierto, Caraveo ahora es socio de algunas empresas que tienen otorgados 14 contratos en el IMSS, por un estimado de dos millones de pesos por ventas de insumos médicos y materiales de limpieza.

Con las denuncias de corrupción, el intento por desafiar a López Obrador terminó antes de empezar. Claro que esta debilidad política se suma a otras varias flaquezas, como que la deuda de los estados es superior a 500 mil millones de pesos, que obviamente no permiten que los gobiernos locales actúen con libertad y que estén constantemente dependiendo de la federación.

Y esta es otra de las fragilidades: los estados dependen mucho de lo que establezca la administración 2 central, nadie está dispuesto a pagar el costo político por sanear las finanzas aumentando impuestos, por lo que precisan de los emolumentos de la federación; tampoco se hacen completamente responsables por el combate al crimen organizado, dependen del ejército o de la Guardia Nacional, no de la  profesionalización de sus policías.

Los temas que plantearon los gobernadores de la oposición fueron los de mayor presupuesto a los sistemas de salud estatales, apoyos para la reapertura económica, revisión del Pacto Fiscal y el impulso a las energías verdes en la política energética.

Palabras más, palabras menos, el presidente respondió con ambigüedades y sin compromisos concretos. Lo más relevante fue el anuncio de un nuevo fondo de estabilización para los estados por 13 mil millones de pesos.

Fue entonces una reunión en la que se midieron fuerzas, pero la oposición no tiene mucho músculo que mostrar.

Quizá lo más relevante de esta falta de potencia sea la reacción de un grupo de gobernadores que no estaban dispuestos a permanecer más en la Conago, organización a la que abandonarían y desconocerían como órgano de interlocución de los estados con la Federación.

Esta ruptura sería sintomática de los tiempos políticos que vivimos, un país dividido y sin capacidad de diálogo, de negociación y de formulación de acuerdos.

@cromerogabriell

Autor