El impacto de los retardos en el ámbito laboral: ¿Cuándo se convierten en falta?

El equilibrio entre la puntualidad y las políticas laborales es un tema debatido, donde la ley marca límites claros, aunque la práctica empresarial varíe en su aplicación
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Hombre despertando y apagando el reloj

En la cotidianidad del trabajo, los retrasos pueden ser inevitables, pero ¿cuántos pueden considerarse como una falta? En el marco de la Ley Federal del Trabajo, existe un enigma sobre la tolerancia ante estas llegadas tardías.

La normativa laboral establece que los trabajadores deben cumplir con el horario acordado, y llegar tarde frecuentemente sin justificación constituye una infracción. Aunque la cantidad exacta de retardos que se permiten antes de considerarlos una falta varía según la empresa, tres llegadas tardías suelen ser catalogadas como una falta comúnmente, aunque legalmente no exista respaldo para sancionarlas de esta manera.

Es crucial destacar que la Ley Federal del Trabajo no contempla un margen de tolerancia para registrar la asistencia. Si un empleado llega tarde, incumple con sus obligaciones según esta ley.

Aunque algunos empleadores puedan establecer tiempos de tolerancia en contratos o reglamentos internos, acumular retardos para generar faltas y aplicar descuentos salariales no está permitido por ley.

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En caso de llegadas tardías, el empleador puede impedir el acceso al trabajo y descontar el día no laborado, pero no tiene el derecho de exigir trabajo o aplicar descuentos salariales, según el artículo 110 de la Ley Federal del Trabajo.

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Despedir a un trabajador exclusivamente por falta de puntualidad es ilegal, y la empresa podría enfrentar una demanda por injusticia laboral. Para justificar un despido, el trabajador debería acumular más de tres faltas injustificadas en un periodo de 30 días, con la cuarta falta como base para un despido justificado.

Los intentos de algunos empleadores por documentar estas llegadas tardías como faltas o pruebas de falta de compromiso pueden ser presentados en juicios laborales, aunque no tienen respaldo legal y la ley prohíbe los descuentos salariales por falta de puntualidad.

El equilibrio entre la puntualidad y las políticas laborales es un tema debatido, donde la ley marca límites claros, aunque la práctica empresarial varíe en su aplicación.

Efrén Urrutia