La Resiliencia de Puerto Vallarta tras huracán ‘Kenna’

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El huracán “Kenna” se abatió con furia sobre el puerto, catalogado como el más poderoso de la temporada de ciclones de ese año, dejando un rastro de devastación y pérdidas millonarias en su paso por el Pacífico. Aunque la ciudad no lamentó pérdidas humanas directas, cientos de vallartenses sufrieron la trágica pérdida de su patrimonio. El huracán, categoría 5, sacudió la costa con olas de hasta 7 metros de altura y una fuerza descomunal que destrozó el icónico malecón y diezmó la infraestructura local.

El malecón, símbolo del encanto costero de Puerto Vallarta, no resistió el embate del fenómeno meteorólogico. El mar se retiró 30 metros, solo para regresar con ira, azotando olas monstruosas que destrozaron la estructura. Esculturas icónicas quedaron dañadas o desaparecieron, incluyendo el famoso caballito y los arcos

Hubo olas que rebasaron la altura del hotel Rosita. Algunas lanchas terminaron en la calle Perú, cerca de la gasolinera Solorzano. El hotel Canto de Sol y Las Glorias fueron inundados, milagrosamente nada le pasó a la imagen de la virgen de Guadalupe que estaba en el cuarto de servicio. 

Rapiña y Desesperación Bajo la Furia de “Kenna”

La colonia 5 de diciembre, ubicada cerca del mar, también enfrentó una terrible devastación; muchas viviendas quedaron completamente arrasadas por la fuerza del agua o saqueadas por la rapiña desatada cuando el nivel del mar se elevó, inundando comercios como Coppel, donde los productos flotaron, tentadores, para aquellos ávidos de lucro rápido. El gobierno actuó rápidamente, evacuando a las personas cercanas al mar para salvaguardar sus vidas.

El sector comercial y hotelero también sufrió pérdidas catastróficas. Los locales aledaños al malecón fueron prácticamente arrastrados por el viento hacia el mar, dejando solo destrucción y desolación en su estela. Joyerías que resplandecían con valiosas piezas de oro, plata y piedras preciosas, vieron cómo sus tesoros flotaban en cajitas de plástico por las calles, una escena surrealista en medio del desastre.

En el ámbito hotelero, la furia del huracán dejó un paisaje desolador. Hoteles emblemáticos como el Sheraton, el Buenaventura, Las Palmas y Los Tules sufrieron embates devastadores, con estructuras colapsadas y puertas cerradas durante dos largos años. Las plazas de Villas Vallarta y las Glorias también experimentaron pérdidas totales, mientras el lodo cubría casi un metro de altura y los productos se echaban a perder en bodegas que antes rebosaban de mercancía.

Un Año Nuevo de Esperanza: La Celebración del Renovado Malecón

No obstante, en medio del caos y la destrucción, surgió una luz de esperanza. El entonces Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, visitó Puerto Vallarta junto al exalcalde Pedro Ruiz Higuera y se comprometió a apoyar la reconstrucción. Ordenó a la Fonatur la asignación de 5 millones de pesos para el restablecimiento del malecón. El estado y el municipio también aportaron recursos valiosos para la tarea de reconstrucción. La meta era clara: celebrar el próximo año nuevo en el malecón renovado.

La comunidad de Puerto Vallarta se unió con valentía y determinación. A pesar del desastre, no se dejaron vencer. Con esfuerzo y solidaridad, reconstruyeron su hogar, sus negocios y nuestro amado malecón. El 31 de diciembre, la ciudad abrazó la esperanza y la victoria al cumplir su promesa. Bajo el fuego artificial y las sonrisas de sus habitantes, el renovado malecón resplandecía como un símbolo de resiliencia y perseverancia.

El huracán “Kenna” dejó una marca imborrable en la historia de Puerto Vallarta, pero también demostró la fuerza indomable de una comunidad unida. Aunque las heridas del pasado siguen presentes en la memoria colectiva, también prevalece la convicción de que, frente a la adversidad, Puerto Vallarta siempre resurgirá con fuerza y esperanza.

Danna Sabido