Amenaza en la Antártida: Gripe aviar podría desencadenar una catástrofe en la fauna polar

Según el informe, "el impacto negativo de este virus en la fauna antártica podría ser inmenso, probablemente peor que el de la fauna sudamericana"
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Antártida

Desde hace tres años, el mundo ha estado observando con creciente preocupación la propagación de la gripe aviar, una infección que inicialmente afectaba a aves silvestres y de corral, pero que ha demostrado ser un peligroso patógeno al alcanzar también a mamíferos como lobos marinos y visones. Lo que ha encendido las alarmas es su expansión global, que ha llevado al virus a países de América del Sur, planteando la inquietante posibilidad de que llegue a la Antártida, uno de los dos continentes que aún no se han visto afectados por esta enfermedad aviar, junto con Australia.

Un reporte reciente de la Red de Expertos en Gripe de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), una entidad vinculada a Naciones Unidas, ha emitido una advertencia escalofriante: existe un riesgo real de que el virus de la gripe aviar alcance la Antártida, lo que podría desencadenar una tragedia para su frágil fauna. Según el informe, “el impacto negativo de este virus en la fauna antártica podría ser inmenso, probablemente peor que el de la fauna sudamericana”.

La epidemia de gripe aviar en aves comenzó en 2020 con la detección de una nueva cepa del virus, denominada “H5N1 clado 2.3.4.4b”. Esta cepa se propagó desde América del Norte hacia Sudamérica a través de las rutas migratorias de las aves, que pueden portar el virus incluso sin mostrar síntomas. El contacto entre estas aves migratorias y las aves de corral, como pollos y gallinas, ha facilitado la transmisión del virus a nivel regional. Además, la infección se ha extendido a mamíferos que han estado en contacto con aves infectadas.

Impacto en la Fauna Sudamericana

En Perú y Chile, se han registrado más de 500,000 aves marinas y 25,000 leones marinos muertos debido al virus, con pérdidas significativas en poblaciones de pelícanos peruanos y pingüinos de Humboldt. Además, el 9% de la población de lobos marinos de un pelo en Perú y Chile ha sido afectada por la gripe aviar. En Argentina, donde se declaró la emergencia sanitaria en febrero pasado, se han confirmado brotes tanto en aves silvestres como de corral, y más recientemente en lobos marinos a lo largo de la costa atlántica.

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Los expertos temen por el futuro de la fauna antártica, ya que más de 100 millones de aves crían en la región y numerosos mamíferos marinos nadan en sus aguas. Algunas especies, como el pingüino emperador y el lobo marino antártico, se congregan en grandes colonias, lo que facilitaría la propagación del virus.

El científico Ralph Vanstreels, investigador de un programa de salud de la vida silvestre en la Universidad de California, Davis, advierte sobre la posibilidad de “un número de muertes muy elevado” de animales si el virus de la gripe aviar logra circular y transmitirse en la Antártida.

Medidas de Prevención

Ante esta amenaza, se han recomendado precauciones tanto para las personas que residen en bases antárticas como para aquellos que trabajan con aves de corral en otras regiones del mundo. Estas medidas incluyen la limpieza y desinfección rigurosa de la ropa, calzado y equipo de campo antes de llegar a la Antártida, la observación de la fauna silvestre a distancia para detectar signos de enfermedad, y el uso de equipos de protección personal.

Aunque hasta ahora la gripe aviar ha afectado a un número limitado de personas en todo el mundo, existe la preocupación de que pueda evolucionar y transmitirse entre seres humanos, lo que sería una amenaza aún mayor. La comunidad científica y las autoridades de conservación de la fauna están trabajando incansablemente para contener la propagación de la gripe aviar y proteger la biodiversidad de la Antártida, uno de los últimos refugios naturales inexplorados de nuestro planeta. La atención mundial se centra ahora en evitar que este virus mortal alcance el último rincón no afectado de la Tierra: el continente blanco.

Efrén Urrutia