Maromas

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Cada vez la lógica y la congruencia quedan más lejanas en el horizonte del gobierno federal. Es factible escuchar en un café, en un bar o en una reunión diálogos como el que sigue:

–¿Por qué no ha terminado con la corrupción, como lo prometió?

— Porque no es tan fácil; es un problema que viene de años y no se iba a resolver luego luego; va a sentar las bases para que ya no vuelva a ocurrir.

¿Por qué defendió y liberó a Cienfuegos?

–Porque son temas muy gruesos de seguridad nacional; hay asuntos en los que no se puede proceder.

–¿Por qué liberó a Ovidio?

–Porque de no hacerlo le hubieran incendiado no sólo Culiacán, sino todo Sinaloa.

–¿Por qué tiene a un mafiosote como Bartlett en su gabinete?

(Aquí el interlocutor cada vez se muestra más incómodo): –Porque para lidiar con la corrupta mafia del poder necesita a uno que les sepa sus triquiñuelas, para saber por dónde van a actuar.

— ¿Por qué prometió bajar el precio de la gasolina y no ha cumplido?

— No prometió bajar el precio; prometió que no subiría, y no ha subido (con una sonrisa triunfal).

(Se le muestra el video donde el entonces candidato promete categóricamente bajar el precio no sólo de la gasolina, sino del diésel y del gas natural)

(El interlocutor, cada vez con más sudor en la frente): –Bueno, sí la va a bajar, pero no de inmediato; por eso está construyendo la refinería de Dos Bocas, para una vez que seamos autosuficientes en combustibles, poder bajar el precio.

–¿Por qué no ha metido al bote a Peña Nieto y más bien se va a gastar 500 millones de nuestra devastada economía en una consulta ridícula, en vez de simplemente aplicar la Ley y hacer justicia?

–Es que no es tan fácil comprobarle sus delitos a los de la mafia del poder. Pero estoy seguro de que sí procederá (en un futuro muy indefinido) y pagarán por sus fechorías.

–¿Por qué reabrió las escuelas con tan solo un 13 % de la población totalmente vacunada?

–Porque algún día se tenía que hacer.

–¿Por qué destruyó el aeropuerto de la CDMX, y acabó con los refugios para las mujeres violentadas, con los comedores comunitarios, con las estancias infantiles, con los estímulos a la ciencia y al deporte de alto rendimiento, con el fondo nacional de desastres, en vez de simplemente limpiar la corrupción?

–Porque su tarea es muy ardua y para acabar con el tumor de la corrupción en este país es preciso limpiarlo desde los cimientos.

–¿Pero no es como si a un paciente con cáncer el médico le diera un balazo para presumir que ya terminó el tumor?

–Lo que pasa es que eres un fifí aspiracionista, que sólo quiere triunfar a como dé lugar. Clasemediero.

–¿Qué sólo quiero triunfar a como dé lugar? ¿Como cuando estranguló por meses la vital arteria del Paseo de la Reforma empecinado en que se le otorgara el triunfo, sin importarle el descalabro económico para cientos de trabajadores que se quedaron sin ingresos?

— A veces hay que tomar decisiones difíciles, hermano; medidas dolorosas pero necesarias, que no buscan el aplauso popular…

–Me suena a discurso priista.

–¿Sabes qué? Quedé de ir con mi novia al cine, pero en otra ocasión platicamos. Luego la vemos.

El amigo se marcha y el otro se queda ahí, en la barra del bar. Echa una ojeada a la pantalla donde se transmite el noticiero. Escuchas la novedades del día: “Trágica jornada en Reynosa, 15 ciudadanos inocentes asesinados a balazos; otra masacre en Guanajuato…; aún sin responsables por el colapso de la línea 12 del Metro; el presidente anuncia que presentará en sus mañaneras una lista de todos los medios mentirosos que le inventan cosas…”

Termina su bebida, paga la cuenta y sale a la noche fría. Piensa: “Qué hermoso eres, México, pero a veces me resultas tan inexplicable”.