Hablemos de hitos en el baloncesto

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Hablemos de hitos en el baloncesto. Los seis campeonatos de Michael Jordan, la era de los Lakers de Phil Jackson, la proeza del Rey Lebron con Cleveland remontando la serie a un conglomerado de estrellas que habían dominado por años la NBA y los Golden States de Curry.  

Hay una infinidad de grandes actuaciones en la liga más exigente del basquetbol. Y hace un año, un chico extranjero ponía su nombre y el de su franquicia, en dorado.  

En el basquetbol a diferencia de otros deportes de equipo, sí es posible decir que ciertos jugadores son posibles de ganar juegos por sí mismo. Si bien, esto no va a lo lógico y preciso de la frase, se entiende que la estrella de ese equipo es capaz de ganar juegos por su alto nivel por encima del resto de sus compañeros y rivales.  

Es aquí donde grandes basquetbolistas son considerados para esta categoría: Jordan, Kobe, Lebron, etc…  

Milwaukee había fichado en 2015, al puesto 15 del Draft. En primera ronda, iban por un joven griego, sin saber que estaban tomando la mejor decisión de la historia de su franquicia. Giannis Antetokounmpo, era un joven dotado de mucho talento y altura.  

Comenzó ganándose un sitio en el cinco ideal y con el tiempo llegó a convertirse en el mejor jugador defensivo, MVP de la temporada, parte del mejor quinteto en tres ocasiones. Sin embargo, faltaba el premio importante, el anillo de la NBA.  

Los playoffs pintaban mal para el equipo de Wisconcin.  

Logrando clasificar como terceros de grupo tras los Nets y los 79ers, tuvo que ver en la primera llave de eliminación al subcampeón de la temporada anterior, los Miami Heat. Tras una arrolladora eliminatoria, los liderados por Giannis les derrotaron 4-0. Sin embargo, parecía que la suerte no les sonreía.  

Debían enfrentarse a los favoritos, al súper equipo de Brooklyn. Harden, Durant e Irving serían la gran prueba del astro griego.  Los de Nueva York abrían la serie y lograban posicionarse por 2 a 0, con gran autoridad. Aquella paliza de 125 a 86 en el segundo juego, parecía dejar en claro qué equipo terminaría avanzando. Sin embargo, Giannis y Middleton tenían otro plan.  

Logrando igualar el juego y tras cada uno visitar su casa por el 5 y 6 partido, se veían en la gran manzana para el juego 7. Con un marcador de 115 a 111, los ciervos terminaron avanzando sobre el equipazo de Durant.  

Para la final de conferencia, se verían las caras con la revelación del torneo, los Atlanta Hawks que venían de despacharse a los líderes de la conferencia. En el juego 1, los de Atlanta sorprendieron en casa, sin embargo, para el segundo juego los Milwaukee se imponían 125 a 91, dejando en claro la diferencia entre ambos si estos jugaban en serio. Ambos equipos ganaron un juego los siguientes tres duelos, sin embargo, todo se decidiría en el sexto partido.

 El equipo había perdido a Giannis en el 4to juego, pero Holiday y Middleton hicieron de héroes y lograron cerrar la serie con dos victorias. Clasificando así, a su primera final de conferencia en 47 años. Estaban en el partido por el anillo, frente a ellos, los Suns de Brooker y Chris Paul.  

La incógnita de Giannis se resolvió un día antes de iniciar la serie, cuando fue anunciado para jugar el primer encuentro de la serie final. Recién recuperado logró hacer 20 puntos y 17 rebotes en la derrota de su equipo. Y aunque había logrado duplicar sus números para el siguiente juego, no pudo impedir la victoria del rival. Chris Paul saboreaba el titulo con una ventaja de 2-0.  

Sin embargo, los Bucks se hicieron presente en los partidos en casa. Logrando igualar el marcador y con un tremendo tapón de Giannis sobre Ayton en un momento clave del juego 4.  

El nerviosismo crecía y la siguiente visita a Phoenix era clave. Un Booker que había decepcionado las expectativas, mostraba una pobre versión de sí mismo, carreada por un Chris Paul que intentó de todo. El juego 5 tuvo como momento clave el alley-oop del crack griego tras un robo de Holiday, los Bucks se posicionaban en la delantera de la serie.  

Y tenían la oportunidad de campeonar en el juego 6 y en casa. Era el momento de hacer historia y Antetokounmpo lo sabía. Salió enchufado y en la versión más completa que se ha visto de un basquetbolista en un partido final, se atrevió a comerse la estadística, la historia y la gloria.

 Firmando 50 puntos, 14 rebotes y 5 tapones, dejaba un promedio de 30-10-5 que nunca se había visto en las finales. No era solo su facilidad para entrar al área y encestar de lejana y cercana distancia. Era su recorrido por todo el campo y su limpieza a la hora de frenar ataques del rival.

 Su liderazgo le había hecho impulsar a su equipo a un campeonato histórico para él, su franquicia y toda la NBA.  

Propios y extraños ovacionaron al chico que había hecho la hazaña más grandiosa de la última era. Tras recibir el MVP de las finales (título individual que le faltaba) y el anillo de la NBA, posaba ante las cámaras confirmando lo que se venía profetizando, era el mejor basquetbolista extranjero en la historia de la NBA. El mejor basquetbolista del mundo no era estadounidense, sino griego.  

 

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