Crónica – El espíritu de Vallarta: esto también pasará

0
1834
espíritu de Vallarta, vista aérea del centro

Llegué a Puerto Vallarta en el año del señor de 2002, desde el otro lado del país, de la costa del Golfo. De Veracruz, para ser más preciso.

Vine aquí animado por un gran amigo mío, Alex. Alex siempre me decía “deberías irte a vivir a Vallarta, nunca hace frío y la vas a hacer”. Me encontré de repente en una situación de necesidad, y cuando los papás de Alex me recibieron en su casa y de vuelta en su vida (no los había visto en más de diez años), supe que había venido al lugar correcto.

Mi primer trabajo aquí fue como maestro de inglés en el hotel Villa del Palmar en la zona hotelera. Todavía recuerdo que el 8 de abril de 2002 fue mi primer día de trabajo. Fue entonces que me empecé a enterar de lo que significaba estar en Vallarta.

árboles y postes caídos traen de vuelta el espíritu de Vallarta

No importaba a quién conociera dentro o fuera del trabajo, todo mundo era amable conmigo. Cuando mis amigos me presentaban a sus amigos o conocidos, se enteraban de que era nuevo y estaba solo y todos me decían lo mismo: “si necesitas algo, avísame”. Disfruté de la calidez de la gente y del clima.

 

Kenna y con ella, el espíritu de Vallarta

Entonces, el 25 de octubre, Kenna golpeó a Puerto Vallarta. Acababa de estar en un desastre natural apenas un par de años antes, así que la situación no me era desconocida. Lo que sí fue nuevo fue la reacción de a gente. Por fortuna, mi familia y yo no sufrimos ningún daño, así que pude darme cuenta de todo lo que pasaba a mi alrededor.

Primeramente, TODOS, así con mayúsculas, TODOS se dedicaron en volver a la normalidad. En el hotel, en cuanto el mar retrocedió y los vientos se calmaron, los empleados de todos los niveles nos remangamos la camisa y empezamos a limpiar. Veías a los gerentes y a los meseros, a las camaristas y hasta a los huéspedes y dueños de tiempo compartido ayudando en el mismo esfuerzo, unidos por el mismo fin: nada nos detendría hasta recuperar lo que los elementos trataron de arrebatarnos. Tras unas pocas horas de que las cocinas fueran destrozadas, se estaba sirviendo comida para alimentar a las bocas cansadas.

https://tribune.travel/puerto-vallarta/blogs/the-spirit-of-vallarta-this-too-shall-pass

Kenna pasó, pero el espíritu de Vallarta permaneció intacto. Afortunadamente, desde aquel día no hemos tenido necesidad de recurrir a él a gran escala. Por supuesto, cuando un vecino o compañero de trabajo se encuentra en una situación difícil, ahí estamos para ellos. Un incendio, un accidente, un período de enfermedad son oportunidades que tenemos de ayudarnos unos a otros. El huracán Nora causó destrozos hace un par de años, y el espíritu de Vallarta resurgió de nuevo.

 

El espíritu de Vallarta brilla de nuevo

Hoy estamos enfrentando una situación similar. El huracán Lidia tocó tierra la tarde del martes pasado más cerca que cualquier otro meteoro anterior. La lluvia cayó en chorros y el viento aulló sobre toda la ciudad. Este viento es el responsable del desastre que está viviendo Puerto Vallarta en estos momentos. Postes de servicios, muros mal construidos, páneles solares y árboles, especialmente árboles, se desplomaron sobre casas y vehículos. Muchos de ellos cayeron atravesados sobre las calles, bloqueando el paso.

Vecinos ayudando con el espíritu de Vallarta en pleno

Y tal como lo hubiéramos esperado, el espíritu de Vallarta está brillando de nuevo. Los vecinos se organizaron espontáneamente para mover árboles y cables. Varias empresas donaron tiempo de maquinaria para ayudarlos. Los compañeros de trabajo organizaron colectas para aquellos que sufrieron daños. Un techo para refugiarte está siempre listo si lo necesitas. Los equipos de limpieza se forman en cada calle y en cada colonia.

Este es el espíritu de Vallarta que hemos llegado a apreciar tanto. Un espíritu creado por todos lo que vivimos o hemos vivido aquí. Hemos creado este espíritu por y para nosotros mismos. Todos brillamos con la misma luz, todos somos vallartense sin importar si vivimos aquí; si vinimos a trabajar o a gozar de nuestro retiro; si llegamos de otro país o de otro estado de la república.

Así que hay que sentirnos fuertes y orgullosos de nuestro espíritu de Vallarta, pues como en muchos casos antes, esto también pasará.

 

Lee la versión en inglés aquí.