Escenarios ante la estanflación

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La estanflación está llegando al mundo provocando serias consecuencias en la economía mundial. Los niveles de precios en todo el mundo empiezan a dispararse, y aunque el coro oficial de voces remite a que este es un problema ocasionado por Rusia esto es absolutamente falso. La guerra en Ucrania vino a agravar la de por sí mal estrecha economía.

La impresión de billetes en el 2008 para paliar la crisis económica cuando reventó la burbuja financiera de Wall Street lo que hizo fue emplazar los efectos más severos, pero después de la crisis sanitaria derivada de la pandemia de la COVID-19, y sus profundos impactos en el sector alimentario e industrial hoy la crisis en la que nos encontramos está empezando a mostrar sus aristas más destructivas.

Está claro que el aumento de la pobreza se ha profundizado aún más después del parón económico vivido durante la pandemia. Y que la recuperación de la tasa de ganancia no es un tema de voluntades políticas sino ante todo de factores económicos.

La competencia en el mercado está desatando un sinfín de contradicciones, la más compleja es la que tiene que ver con que los grandes capitales no sufrieron terribles daños durante este periodo, al contrario, la high tech por ejemplo multiplicó su fortuna de una forma impresionante, baste ver los números arrojados por Amazon.

Se ha mal entendido que la economía de los capitales es igual a la economía nacional, o peor aún, la economía de las familias. Ante todo, lo que está sucediendo es que existe una gran extracción de recursos económicos de las grandes fortunas que hoy en día están generando un efecto dominó en toda la sociedad, el desempleo ha estado aumentado y derivado de las necesidades de Estados Unidos en recuperar terreno en Europa la guerra en Ucrania está desatando un aumento en el precio de los energéticos que está pegando muy duro a los bolsillos de la gente de a pie.

Es paradójico, pero mientras el sector energético reporta ganancias extraordinarias por encima de la media, y que les está dejando buenos dividendos el conflicto en Europa, el resto del mundo tiene que empezar a sufrir un proceso de inflación que ya preocupa a más de un gobierno. Y es que, aunque ciertas ramas, en este caso la energética, de la economía mundial se están recuperando, esto no está pasando en todo el sistema.

La recesión en curso en Estados Unidos es un síntoma de que a pesar de que su industria armamentista se vio recuperada por las ventas de armamento a Ucrania, que fue catalogado como ayuda humanitaria, su demás industria no tiene el mismo impulso.

Aun cuando la guerra comercial con China iniciada por Donald Trump sigue su curso, la ventaja en el crecimiento económico de China sobre Estados Unidos sigue pareciendo

imparable, por lo menos en términos de la competencia dentro del mercado. Por eso es que cada vez más voces hablan sobre la necesidad de una intervención militar en Taiwán.

Ahora bien, este escenario de recesión e inflación tiene impactos en varias latitudes del mundo. Desde el hambre en África que se empieza a producir porque las reservas de cereales que hay en Ucrania se están guardando para Europa hasta las luchas callejeras que empiezan a tirar gobiernos como en Sri Lanka debido a la prohibición a particulares de la compra de gasolina y diésel con una inflación que ronda el 30 por ciento. El mundo empieza a mostrar signos de conflictividad política cada vez mayores.

Ahí están también las luchas protagonizadas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador que estuvieron a punto de hacer caer el gobierno del banquero neoliberal Guillermo Lasso. La causa de este conflicto es lo que está llevando a muchas fuerzas políticas de todos los espectros a prepararse para condiciones más adversas. Y es que el aumento de los precios de los combustibles está generando una reacción en cadena en sociedades golpeadas durante más de una década por la crisis económica desatada por el colapso del neoliberalismo.

No todos los gobiernos están respondiendo de entrada como en Ecuador que se pensó que el estado de excepción podría resolver la protesta social. El Parlamento Europeo acaba de aprobar una resolución que en otros momentos parecería risoria y es que han declarado a la energía nuclear y al gas como energías verdes preparando el terreno para afrontar la falta de gas proveniente de Rusia con inversiones dentro de este rublo.

Desde aquí se puede entender la nacionalización del cien por ciento de la Empresa Eléctrica de Francia (EDF), que, aunque los políticos hayan salido a decir que esto tiene que ver para avanzar en la transición a las energías verdes, más bien es el grave conflicto que se les ha abierto por la dependencia energética que tenían de Rusia.

Esta nacionalización se da también en el contexto que el capital francés no está dispuesto a tener pérdidas en esta competencia, por lo que también cede el manejo al Estado para que estas se socialicen. Es por ello por lo que el Estado para parar el alza en los energéticos está inyecto más de 20 mil millones de euros.

En Estados Unidos las cosas no están tan alejadas de estas complicaciones, el propio presidente Biden ha hecho múltiples llamados a los grandes conglomerados energéticos a no seguir subiendo el costo de los combustibles. Hasta ahora no se ha generado una respuesta favorable a su plan.

En el caso de Rusia, pensar que se está saliendo ileso de las sanciones económicas es ante todo infantil, son muchas ya las muestras que han empezado a dar los capitales rusos por ponerse de acuerdo con Europa que una muestra de ello es el conflicto del Nord Stream 1. Se puso en mantenimiento esta semana, y una pieza que fue enviada a Canadá fue motivo de disputa de las sanciones, a las que finalmente en gobierno alemán tuvo que ceder junto

con el canadiense para devolverles la pieza a los rusos para que se garantizara el uso correcto de Nord Stream 1.

Por ello es importante valorar el plan energético que trazó el presidente López Obrador en México, y que habría que decir fue derrotado parcialmente en el Congreso por la intervención de un sector dependiendo del extranjero. Fue derrotada en la medida que se les dejó una parte del sector eléctrico a empresas con capacidades para realizar fraudes a la ley para extraer mayores ganancias en contra del beneficio social.

Pero que es un gran acierto el haber reactivado las hidroeléctricas, así como echar a andar Dos Bocas y la reparación de las otras refinerías. Estamos ante todo luchando contra un aumento de los precios por la exigencia de la economía de extraer mayores ganancias, al mismo tiempo que existe una competencia tan fuerte que entre el mismo mercado se están destruyendo, lo que por obvias razones genera un desempleo que puede generar una crisis mayor. Ante esto, la intervención del Estado es para garantizar estabilidad económica, pero sobre todo política.

Este escenario de crisis económica no cambiará de forma inmediata. Es importante prepararse, y dotar de mejores condiciones a la nación. La lucha por mejoras a la economía familiar deben ser prioridad, de ello va la posibilidad de seguir avanzando en este proceso de transformación.