De una entrevista de trabajo a una pesadilla; joven termina en manos de un cártel en Puerto Vallarta
La crisis de desapariciones en Jalisco ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años. Y entre las cifras que preocupan a la población, emergen historias desgarradoras como la de un joven que, al acudir a una entrevista de trabajo, terminó en manos de un cártel en Puerto Vallarta.
Desde hace meses activistas y familiares de desaparecidos han evidenciado lo que parece ser una nueva técnica del crimen organizado. Publican anuncios falsos de empleos, mayormente en cargos de seguridad, y cuando los jóvenes acuden a las citas, los privan de la libertad y los obligan a unirse a sus filas.
El testimonio de un joven fue “levantado” y entrenado para un cártel en Puerto Vallarta
Luis brindó su desgarrador testimonio en el canal de YouTube, Doble G, donde señaló que todo comenzó hace dos años, cuando no tenía trabajo y necesitaba urgentemente encontrar uno, para poder sobrevivir a los efectos de la pandemia del Covid.
Según cuenta el joven, encontró la oferta en una publicación en Facebook para el puesto de “guardia de seguridad”. Él reveló que todo marchaba conforme a lo habitual, le realizaron exámenes, le pidieron papeles y hasta lo entrevistaron en una oficina.
“La capacitación es fuera. ¿En qué lugar?, en Puerto Vallarta”, eso fue lo que le dijeron a Luis durante su entrevista en una zona de Guadalajara. Él, deseoso por trabajar, aceptó sin preguntar en qué consistía este entrenamiento.
La pesadilla todavía no comenzaba, pues una vez que aceptó viajar al municipio costero, lo citaron en el cruce de avenida Aviación y avenida Vallarta. Ahí había al menos 10 personas más que viajaron rumbo a Vallarta sin tener la mínima idea de en qué se habían metido.
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“Nos dejaron en una central de autobuses que está en Puerto Vallarta y de ahí nos bajaron y nos subieron a otra camioneta”, señaló Luis, quien agregó que cuando los trasladaron a otro punto, un hombre les pidió sus celulares y reveló que habían sido reclutados, de manera involuntaria, para un cártel.
“No vienen a esto, vienen a trabajar para la empresa. De aquí no se va a ir nadie y si se van a ir, se van a ir muertos”, amenazaron los presuntos criminales a todos los presentes.
Comienza el terror para Luis
Según contó el hombre en su entrevista, que ya tiene más de cuatro millones de visualizaciones, los volvieron a trasladar a otro punto, “la casa más fea”, contó, y ahí se encontraron con una comandante, que lo desnudó para revisarlos, pero también los golpearon como parte del ritual de bienvenida.
Por más de una hora, Luis confesó que vivió momentos de terror durante su secuestro. Donde tenía que pedir permiso para absolutamente todo, incluso para tomar artículos de limpieza, y tenía prohibido salir de esa casa.
En esos días, el hombre empezó a ser entrenado, ya que le enseñaron como utilizar un arma, además lo obligaron a aprender códigos policiales, que se utilizarían en situaciones de riesgo, así como hacer rutinas de ejercicio para tener más resistencia.
Llega el día de escapar Puerto Vallarta
El joven mencionó que durante el tiempo que estuvo encerrado, siempre les revelaron que serían enviados a un campamento, que llamaban “escuelita”, donde el entrenamiento sería peor, y ahí su vida correría peligro, de no cumplir con los retos implementados.
Luis expresó que cuando llegó el día de ser trasladados a este lugar, aparentemente ubicado en Tala, a pocas horas del puerto, les pidieron que tomaran sus pertenencias y posteriormente subió a un vehículo, donde estaba acompañado de otra mujer, que también habría ido en contra de su voluntad.
“Me acuerdo que pasamos un letrero que decía Mascota”, dijo el joven que desconocía por dónde estaba viajando y por temor no intentaba escapar, ya que veía solo zonas montañosas.
El camino seguía y cuando vio la oportunidad, se armó de valor y escapó de su captor. Mencionó que recorrió varios kilómetros y aunque veía a varias personas, tenía miedo de pedir ayuda, ya que creía que todos estaban vinculados.
Una vez que logró que alguien le diera un ride al municipio de Tala, ahí sí se atrevió a pedir ayuda a uno de los habitantes, que confiando en su historia, le dio 100 pesos para que pudiera tomar un camión y llegara a Guadalajara.
“Yo salí todo asustado. Iba a la carretera esperando el camión y pasaba un carro, y yo me escondía, no quería que me viera nadie (…) cuando el camión entró en Guadalajara (estaba) emocionado y bien feliz”.
Finalmente, Luis tuvo que cambiarse de casa, junto a su familia, por temor a que hubiera represalias y los integrantes del cartel los buscaran. “Hasta el momento tienen mis datos”, sentenció.