El petate del muerto

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Ucrania ya era un país libre y soberano, desde la separación de la Unión de Repúblicas Soviéticas en tiempos de Mijail Gorbachov, en 1991.

La invasión rusa iniciada hace un mes, con razones que no voy a analizar, sino únicamente esa decisión del país fuerte, destruyendo al débil.

Esto está sucediendo en pleno siglo XXI, en Europa Central, una invasión militar, con ataque a objetivos civiles, con muertes de civiles y obligando a más de dos millones de mujeres y niños a huir de sus casas, dejando todo atrás para salvar la vida.

Y no digo hombres porque ellos se tienen que quedar en Ucrania a defender el país.

Esta agresión ha sido decidida por un solo hombre, el líder ruso Vladimir Putin, y nadie ha podido parar esta masacre completamente desigual.

El mundo occidental, empezando por todos los países de Europa y con la participación de los Estados Unidos no han podido frenar esta lucha irregular, en donde los soldados ucranianos han defendido heroicamente su territorio contra el poderío ruso, sin ninguna ayuda internacional, por el temor de enojar a invasor y pueda usar sus armas nucleares.

Medidas económicas severas, congelamiento financiero, desprecio mundial, pero la invasión sigue, la muerte y destrucción desmedida sigue, sin ningún freno por estas medidas.

¿Qué pasa con la ONU? ¿La OTAN? ¿La Unión Europea? Tristemente se vio su ineficacia para parar un conflicto militar asimétrico, ni por esfuerzo diplomático ni por el uso del poder militar de sobra.

El temor fundado a una confrontación nuclear es lo que ha impedido usar fuerzas externas para apoyar a Ucrania, pudiendo ser el verdadero detonador de una guerra nuclear.

La conclusión es que 5 personas en el mundo pueden ponerlo de cabeza, que son los líderes de países con poder nuclear intercontinental: Rusia, Corea del norte, China, EU, y lo estamos viendo ahora en Ucrania.

Pueden invadir, no respetar acuerdos, violar fronteras y hacer lo que decida el líder, con toda impunidad.

En la nueva geopolítica, el mundo se dividirá en zonas que serán “propiedad” de los grandes, sin mapas definidos, pero intocables por terceros.

Y en otro caso igual, seguiremos asustados y conscientes del riesgo de un conflicto nuclear, guardando toda la paciencia y tolerancia posibles, sin tomar una acción frontal de rechazo.

Hablando coloquialmente, en estas situaciones repetitivas nos seguirán asustando con “el petate del muerto”.

 

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