Día Mundial de la Salud Sexual: Educación integral es prioridad
Desde 2010, la Asociación Mundial para la Salud Sexual (AMSS) ha designado el 4 de septiembre como el Día Mundial de la Salud Sexual, con el propósito de concienciar y fomentar la importancia de la sexualidad como un componente esencial de la salud reproductiva que debe ser satisfactorio, saludable y libre de riesgos para la población.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual implica el bienestar físico, mental y social relacionado con la sexualidad, enfatizando un enfoque positivo y respetuoso de las relaciones sexuales. Esto incluye la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, sin coacción, discriminación ni violencia.
A nivel mundial, la población adolescente y joven es una prioridad debido a su impacto en las tendencias demográficas futuras. Una proporción significativa de adolescentes ya es sexualmente activa antes de los 20 años, y la mayoría no utiliza métodos de protección contra el embarazo o las infecciones de transmisión sexual (ITS) o el VIH.
En México, el inicio de la actividad sexual ocurre en promedio entre los 15 y 19 años, con un alto porcentaje de jóvenes que no utilizan anticonceptivos en su primera relación sexual. Millones de adolescentes en el país necesitan información, atención médica y asesoramiento para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.
Por lo tanto, promover una educación integral de la sexualidad, como lo recomienda la UNESCO, es esencial. Esta educación busca brindar conocimientos, habilidades, actitudes y valores que empoderen a niños, niñas y jóvenes para cuidar de su salud, bienestar y dignidad, desarrollar relaciones sexuales y sociales respetuosas, tomar decisiones informadas y comprender sus derechos a lo largo de la vida.
Este día representa un esfuerzo para sensibilizar y promover la sexualidad como un aspecto esencial del ser humano y un elemento de la salud sexual y reproductiva que debe ser informado, satisfactorio, saludable y sin riesgos para la población.
En este sentido, mujeres y hombres de todas las edades deberán de gozar de sus derechos sexuales, así como de las garantías para su protección, sin distinciones motivadas por origen, género, edad, discapacidades, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, preferencia, orientación sexual, identidad de género, estado civil o cualquier otra circunstancia que atente contra la dignidad humana.