“Los Coronados” del Tuito: Crónica de conversión y misterio

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Postal de Puerto Vallarta

Hace casi cinco siglos, en un domingo del mes de abril de 1525, un grupo de intrépidos españoles adentró en las selvas y tierras desconocidas de lo que hoy conocemos como la costa de Jalisco. Su destino era incierto, pero lo que encontraron en el Tuito, un rincón perdido en el tiempo, cambiaría para siempre la historia de la región. Este encuentro, narrado a través de los registros del fraile Antonio Tello y relatos de Ventura García Castillo, es una historia de asombro, conversión y un misterio sin resolver.

La travesía de los españoles en 1525

Los europeos recorrieron un arduo camino, cruzando ríos y adentrándose en densas junglas donde la vida salvaje les observaba con curiosidad y cautela. A medida que avanzaban, el entorno cambiaba, y las densas selvas dieron paso a bosques de pino y un aire fresco. Sin embargo, nada de lo que habían experimentado hasta ese momento podía prepararlos para lo que les aguardaba en el Tuito.

Según los registros de Fray Antonio Tello, los españoles habían dejado atónitas a las civilizaciones por las que habían pasado. Allí, en medio de la exuberante vegetación, se encontraron con una población de indígenas que desafiaba toda expectativa. Estos nativos, a pesar de portar arcos y flechas, llevaban escapularios blancos colgados en sus pechos y se habían rapado el cabello al estilo tonsura, como los frailes de la época. Además, cargaban cruces de carrizo, un símbolo inequívoco de la fe cristiana.

Un giro inusual: El encuentro de los españoles en el Tuito

Entre la población, sobresalía un indio vestido con una túnica blanca que llegaba hasta sus tobillos, una vestimenta que evocaba la de un religioso. Este hombre fue considerado el líder o cacique del asentamiento y pronto se convertiría en una figura central en el encuentro.

El capitán Francisco Cortés de San Buenaventura, líder de la expedición, decidió desmontar su corcel y acercarse al cacique. Sus soldados, ansiosos por seguir a su capitán, recibieron la orden de esperar, ya que Cortés necesitaba asegurarse de que las intenciones de acercamiento fueran auténticamente pacíficas.

En un momento conmovedor, el cacique besó la cruz que llevaba consigo, un gesto que fue seguido por todos los soldados, quienes besaron sus propias cruces. Este acto simbólico se convirtió en un entendimiento sin palabras, y el cacique y el capitán se abrazaron en un gesto de amistad y respeto mutuo. Luego, un intérprete se encargó de iniciar una conversación con el líder indígena.

La rebelión y muerte de los frailes en el Tuito

La razón detrás de esta inusual conversión se remontaba a los relatos transmitidos por sus ancestros. Según estas historias, un grupo de aproximadamente 50 frailes había llegado a asentarse en las peñas cercanas. Estos hombres vivían en una modesta cabaña de madera que, en un fatídico día, fue destruida en las costas. A pesar de la adversidad, estos frailes se dedicaron a enseñar los fundamentos de la adoración religiosa, comenzando por la devoción a la cruz y la invocación de su poder en momentos de miedo o amenaza.

Sin embargo, al intentar imponer sus costumbres, los indígenas se rebelaron y, en un momento de oportunidad, tomaron la trágica decisión de asesinar a los hombres que habían intentado adoctrinarlos en la nueva religión.

Después de contar la historia de su conversión, el cacique llevó a los españoles al lugar donde supuestamente se habían asentado los frailes. En ese sitio, encontraron una gran cruz de madera y vestigios de madera con clavos, así como un ancla de tamaño colosal. 

Estos hallazgos dejaron una impresión indeleble en los conquistadores, quienes decidieron bautizar el asentamiento como la “Provincia de Frailes” y la sierra cercana como la “Sierra de Frailes”, una denominación que persiste hasta nuestros días y se extiende por Yelapa y Quimixto.

Los Coronados del Tuito: ¿Indígenas, brujos o nahuales?

Sin embargo, la historia del Tuito sigue siendo un enigma en muchos aspectos. Aunque los españoles se referían a los habitantes del Tuito como los “Coronados”, hay relatos que sugieren que estos nativos en realidad eran brujos o nahuales, y que su apariencia y adopción de la fe cristiana eran un disfraz destinado a engañar a los españoles y proteger sus tierras y legado ancestral.

El encuentro en el Tuito en 1525 es un testimonio de la complejidad de las interacciones culturales en un período de cambio y exploración. La coexistencia de la fe cristiana y las tradiciones indígenas, así como el misterio en torno a la verdadera identidad de los habitantes de la hoy cabecera del municipio de Cabo Corrientes, continúa intrigando a historiadores y exploradores. Esta historia nos recuerda que, en medio de lo desconocido, siempre podemos encontrar sorpresas, lecciones y misterios por descubrir.

Danna Sabido