Bases de la actividad turística vallartense

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En 1964 abrió sus puertas el hotel “Posada Vallarta”, localizado al norte de la zona urbana y que constituyó el primer hotel contemplado para clientes de alto valor adquisitivo, considerando un estilo arquitectónico con acento mexicano, pero añadiendo elementos novedosos como la utilización de cúpulas.

Posteriormente se construiría el hotel “Camino Real” en la playa de Las Estacas, aprovechando los elementos del contexto natural, pero añadiendo formas orgánicas con acento local.

Entre 1965 y 1971, el entonces gobernador Francisco Medina Ascencio sería el artífice de la implementación del turismo en nuestra comunidad, al promover y realizar una serie de obras de infraestructura necesarias para el despegue como destino.

De las acciones más destacadas está la conclusión de la carretera asfaltada a Compostela, la construcción del puente sobre el río Ameca, la puesta en operación del aeropuerto internacional (en una superficie de 229 hectáreas), la dársena marítima y la elevación del poblado a la categoría de ciudad el 31 de mayo de 1968.

De acuerdo a la narrativa del maestro Juan Manuel Gómez Encarnación, el gobernador Medina Ascencio “promocionó a Vallarta internacionalmente como destino turístico, en sin igual ocasión, con la reunión cumbre aquí, de los presidentes mexicano Gustavo Díaz Ordaz y estadounidense Richard Nixon”.

Para 1970, Puerto Vallarta contaba con 35,911 pobladores, al tiempo que la oferta de cuartos de hotel ascendía a 1,310 y los visitantes registraban 157,541 visitas anuales. Si comparamos con los flujos de turistas actuales, vemos con un halo de inocencia como el despegue turístico local tuvo momentos en los que los impactos de los visitantes eran marginales.

Sin embargo, comenzaban a gestarse los cambios en la traza urbana, apareciendo nuevas colonias como López Mateos, Valentín Gómez Farías, Versalles y Olímpica, principalmente.

Estas tendencias reflejan los cambios en la vocación económica; en 1970, de la población económicamente activa (PEA), un 25% se dedicaba a la agricultura y a la ganadería, el 21% por ciento trabajaba en el sector industrial (la construcción acaparaba casi la mitad de la mano de obra disponible) y el restante 54% se ocupaba en el sector de servicios, siendo la actividad comercial la rama con mayor participación.

En 1972, la zona urbana de Puerto Vallarta constaba de 562.08 hectáreas, teniendo en el Fundo Legal (Centro) el núcleo central, así como pequeñas porciones de la colonia Emiliano Zapata, 5 de diciembre, Lázaro Cárdenas, López Mateos y Olímpica. Paulatinamente, comienzan las primeras edificaciones en la colonia Versalles.

De la infraestructura de transporte, ya se contaba con el aeropuerto internacional “Gustavo Díaz Ordaz” y la zona marítima de Los Peines. Y en el espacio turístico la ocupación era escasa destacando en la zona norte, el hotel “Posada Vallarta” y en la zona sur, el hotel “Camino Real”, como ya se mencionó.

En cuanto a poblados circunvecinos, El Pitillal contaba con 46.25 hectáreas repartidas en 74 manzanas, mientras que Las Juntas e Ixtapa comenzaban a extenderse. Vale subrayar la primacía urbana del núcleo central de Puerto Vallarta como el principal nodo de desarrollo urbano en aquel momento.

Para resolver el explosivo crecimiento urbano y promover el desarrollo turístico local, el presidente Díaz Ordaz decretó en noviembre de 1970, la expropiación de 5,262 hectáreas de tierras ejidales localizadas en los municipios de Compostela (Nayarit) y Puerto Vallarta (Jalisco), creando para tal efecto el “Fideicomiso Bahía de Banderas”.

Del total de dicha superficie, 1,026 hectáreas fueron enajenadas al ejido Puerto Vallarta, instrumentándose en 1973 el “Fideicomiso Puerto Vallarta”. La intención del gobierno federal era contar con el instrumento jurídico para dar certeza a la tenencia de la tierra y favorecer el crecimiento económico, turístico y urbano en el territorio vallartense.

Los límites fijados para la expropiación fueron: al norte, la ribera de la vena de los Tules; al oriente, la colonia Palo Seco (hasta el cerro de La Aguacatera); al, sur, la zona de Palo María; y al poniente, el océano Pacífico. Como menciona don Carlos Munguía, “de acuerdo con los estudios realizados por el departamento técnico del fideicomiso, 400 de las 1,026 hectáreas estaban ocupadas por 234 residencias de extranjeros, 32 hoteles, 35 edificios para el turismo, 9,500 predios (de los cuales más de la mitad de sus poseedores habían solicitado su registro) y 40 hectáreas ocupadas por el Fundo Legal”.

El dinero obtenido por la venta legal de estos predios se destinó a realizar obras de infraestructura, como la introducción de agua potable y drenaje, apertura de calles y caminos, remodelación urbana y adecuación de viviendas.

Estas acciones y políticas constituyen las bases para la consolidación de Puerto Vallarta como destino recreativo. Aunque ha pasado casi medio siglo desde entonces, vale la pena hacer memoria para comprender el momento en que se ubica nuestra comunidad.