Aumenta el costo de daños por las catástrofes naturales

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Los sistemas de alerta temprana para los desastres meteorológicos salvan muchas vidas, pero las pérdidas económicas asociadas a estos fenómenos han aumentado a un ritmo vertiginoso, informó este lunes la ONU.

Entre 1970-2021, cerca de dos millones de personas murieron por fenómenos meteorológicos, climáticos o hidrológicos extremos, según las nuevas cifras de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Este organismo especializado de la ONU actualizó sus datos hasta 2021 y reveló que el 90% de las víctimas fatales se registraron en los países en desarrollo.

Los 11.778 desastres registrados en los 51 años estudiados, provocaron pérdidas económicas por 4,3 billones de dólares, se indicó.

“Las comunidades más vulnerables son, por desgracia, las más afectadas por los riesgos meteorológicos, climáticos e hidrológicos”, declaró el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

Pero, la agencia de la ONU destacó que la mejora de los sistemas de alertas tempranas y la gestión coordinada de las catástrofes han reducido de forma considerable la cantidad de víctimas.

Para Taalas es una prioridad que estos sistemas de aviso lleguen al conjunto de la población mundial, ya que permiten que las personas se preparen, se protejan o que evacuen a tiempo.

El objetivo, compartido por el secretario general de la ONU, es proteger a todo el mundo para 2027.

La OMM destacó que estos sistemas no solo salvan vidas, sino que además “multiplican por diez, como mínimo, el rendimiento de la inversión”.

En América del Sur, se registraron 943 catástrofes atribuidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos y un 61% fueron inundaciones.

Estos fenómenos provocaron la muerte de 58.484 personas y pérdidas por 115.200 millones de dólares.

Pérdidas económicas

Actualmente, solo la mitad de los países dispone de sistemas de alerta temprana y la cobertura es especialmente débil en África y en los países más pobres.

Los países de la OMM están reunidos a partir de este lunes en Ginebra y estudian ratificar esta iniciativa en la que también participan la Oficina de la ONU para la Reducción de Desastres, la Unión Internacional de Telecomunicaciones y la federación internacional de Cruz Roja y de la Media Luna Roja, con la participación de otros actores, desde instituciones financieras hasta el sector privado.

Un ejemplo es el ciclón Mocha, que provocó estragos en Birmania y Bangladés la semana pasada, dijo Taalas.

Mocha, cuyo balance se eleva a 145 muertos, según la Junta Birmana, “provocó una devastación generalizada (…) afectando a los más pobres entre los pobres”, indicó el funcionario, que matizó que esta cifra de víctimas es muy inferior a la dejada por catástrofes similares en el pasado.

“Gracias a las alertas tempranas y a la gestión de catástrofes, estas tasas de mortalidad catastróficas son ahora, afortunadamente, una cosa del pasado. Las alertas tempranas salvan vidas”, afirmó.

Por otra parte, las pérdidas económicas se han disparado.

En términos monetarios los más afectados han sido los países ricos, pero si se comparan los daños al tamaño de la economía de las naciones siniestradas, entonces son los países más pobres los que han sufrido mayores pérdidas, dijo la OMM.

Estados Unidos sufrió pérdidas por 1,7 billones de dólares, equivalentes a un 39% del total de las pérdidas a nivel global desde 1970.

Los países desarrollados registraron más del 60% de las pérdidas debido a desastres meteorológicos, climáticos o hídricos, pero en más cuatro de las quintas partes de los casos, estos daños equivalen a menos del 0,1% del Producto Interno Bruto (PIB).

En comparación, en un 7% de las catástrofes que afectaron a los países más pobres, las pérdidas ascendieron a más del 5% del PIB.

En algunos casos, hay desastres provocaron daños equivalentes a casi un tercio del PIB.

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