Octavio Paz, el intelectual y poeta nacido hace 108 años
Nací el 31 de marzo de 1914, el año en que estalla la primera gran guerra y, en México, el año de la ocupación norteamericana de Veracruz, la caída de Huerta y la gran división de los revolucionarios triunfantes”, lo dijo el propio Octavio Paz en “El poeta en su tierra“, las conversaciones con Braulio Peralta. Y justo hoy, el poeta y ensayista mexicano que en 1990 fue condecorado con el Premio Nobel de Literatura, es celebrado en el 108.º aniversario de su nacimiento con una serie de actividades en el Colegio de San Ildefonso, donde resguardarán sus cenizas junto a las de su esposa, Marie José Tramini.
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Octavio Paz, el poeta, ensayista, escritor y diplomático, autor de casi una treintena de libros de poemas y más de 30 libros de ensayo, que han sido traducidos a 32 idiomas, dijo en una entrevista con la escritora y periodista estadounidense Rita Guibert, dijo:
“Vengo de una familia típica de México. Por parte de mi padre, mi familia es muy antigua y es originaria del estado de Jalisco. Una familia mestiza. Mi abuelo paterno era mexicano. Mis abuelos maternos eran andaluces y mi madre nació en México. De manera que mi familia es, por una parte, europea y por la otra, indígena”.
Paz, ganador del Premio Cervantes en 1981, fue nieto de Irineo Paz, novelista y soldado del ejército, e hijo de Octavio Paz Solórzano, abogado que apoyaba la causa de Emiliano Zapata, ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria, que entonces tenía su sede en el edificio de San Ildefonso, en 1930, a los 16 años, hecho que, según escribió años después, marcó su vida.
Luego estudió en las facultades de Derecho y de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde tomó clases con el escritor Carlos Pellicer, que lo vinculó con poetas como Jorge Cuesta, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y José Gorostiza.
A los 17 años, Paz publicó sus primeros poemas en la revista “Barandal” (1931). Posteriormente, dirigió las revistas “Taller” (1939) e “Hijo pródigo” (1943).
En junio de 1937 contrajo matrimonio con la escritora Elena Garro, con quien tuvo una hija, Helena; para luego viajar a España y participar en el Congreso de Escritores Antifascistas, donde conoció a Rafael Alberti, Nicolás Guillén, Pablo Neruda y Ernest Hemingway, contactos que influenciaron fuertemente su poética.
En 1943 ganó la beca Guggenheim, con lo que tuvo la oportunidad de pasar un año en Estados Unidos y realizó estudios en la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos; para luego, en 1945, entrar en el Servicio Exterior Mexicano y fue enviado a París, le siguieron estancias en India, donde conoció a Marie José Tramini, en 1962, y Japón.
Pero fue durante este periodo en París que Octavio Paz se aleja del marxismo y entra en contacto con los poetas surrealistas y otros intelectuales europeos e hipanoamericanos.
Como intelectual, estuvo en el centro de la polémica, ya que de joven comulgó con el liberalismo y el marxismo, doctrinas que criticaría después. Su denuncia a las violaciones a los derechos humanos en los países socialistas, le causó severos cuestionamientos por parte de la izquierda latinoamericana.
Dio cátedra en diversas universidades americanas y europeas, ofreció conferencias y fundó las revistas “Plural” y “Vuelta” en los setenta.
Fue además un gran traductor de poetas como Gérard de Nerval, Guillaume Apollinaire, Pierre Reverdy, Stéphane Mallarmé, Henri Michaux, Paul Éluard, Fernando Pessoa, Georges Schehadé, John Donne, Ezra Pound, E.E. Cummings, William Carlos Williams, Czeslaw Milosz, Li Po, Tu Fu, Li Ch’ingchao, Matsuo Basho y Kalidasa y Chuang-tse, entre muchos otros.
Entre sus libros más destacados se encuentra su profunda reflexión sobre la creación poética en “El arco y la lira”, de 1959; “El laberinto de la soledad” (1959) y “Posdata” (1970), donde analiza la identidad mexicana; y por supuesto su obra “Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe” (1982) que es un completo estudio sobre la obra y la vida de la poeta mexicana del siglo XVII.
Octavio Paz, quien fue uno de los grandes intelectuales del siglo XX, murió el 19 de abril de 1998 en la Casa de Alvarado, ubicada en Francisco Sosa No. 383, en Coyoacán, inmueble que hoy alberga a la Fonoteca Nacional.