Gasto público 2024

Al parecer hemos entrado en un círculo vicioso del cual el gobierno no está tomando medidas para salir, al contrario, el presupuesto 2024 y su aumento del 4% al gasto público parecen ser señales de tiempos difíciles
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Fernando Castro

El gasto público es uno de los cuatro elementos básicos de la ecuación económica de cualquier país junto al consumo de las familias, la inversión privada y el saldo del comercio internacional. En cada país se toman diferentes decisiones en cuanto al monto que este sector debe representar, en las economías europeas es común que el gasto público ronde el 50% debido a la gran aportación al gasto social que incluyen los programas de educación y salud universal.

En México el gasto público se mantuvo alrededor del 10% de la economía hasta 1971, cuando inició una serie de fuertes aumentos que lo llevaron a alcanzar el 24.66% de la economía en 1982 y el récord de 26.65% en 1987. Entre 1987 y 1993 tuvo fuertes reducciones hasta llegar a 12.31%. Desde entonces sólo ha incrementado. Finalmente, en el periodo 2008-2018 estuvo alrededor del 25% que parecía ser su nivel natural. Sin embargo, en 2020 alcanzó un récord de 27.79% y en 2022 alcanzó otro récord de 28.53% y se espera que llegue a 30% en 2024.

¿Cuál es la principal repercusión de estas acciones? El primer lugar donde el consumidor común y el empresario lo va a empezar a ver reflejado es en las tasas de interés. El alejarse de la disciplina macroeconómica y darle tanto impulso al sector público cuesta. En este mismo año, la economía mexicana no ha crecido por encima de las expectativas, entonces el gasto público sólo se ha mantenido con deuda.

El gobierno como todos los participantes de la economía tienen que salir a buscar inversionistas, esto ha encarecido la deuda para todos en la economía mexicana. En 2020, cuando se llegó al mínimo histórico de 4.5%, era mucho más fácil que una empresa se arriesgara a un nuevo proyecto, pues la tasa de retorno requerida era mucho más probable de alcanzar; hoy que tenemos tasas de interés a poco más del doble, pues menos proyectos se llevan a cabo, se generan menos empleos y potencialmente se pagarán menos impuestos.

Al parecer hemos entrado en un círculo vicioso del cual el gobierno no está tomando medidas para salir, al contrario, el presupuesto 2024 y su aumento del 4% al gasto público parecen ser señales de tiempos difíciles en este año. Los poco más de 20 años de disciplina fiscal y cuidados macroeconómicos nos separan de situaciones complicadas como el caso actual de Argentina.

Sin embargo, sí es importante entender que las tasas de interés por encima del 10% llegaron para quedarse en el corto y mediano plazo, que es posible ver volatilidad y aceleración en las subidas acompañando a un año electoral en Estados Unidos y en México.

La mayoría de la gente piensa que mientras más dinero se gana, más dinero se ahorra. Terrible error. Lo que suele pasar es que cuando el ingreso aumenta se produce algo llamado “inflación del estilo de vida”.

En la actualidad, el consumo no está condicionado por nuestras necesidades, sino por nuestros deseos. En esto también tiene que ver un aumento en nuestro ingreso o la ilusión de un aumento en el futuro, lo que provoca un desajuste en nuestras finanzas.

Tomar un crédito suele ser un guiño engañoso para mejorar la calidad de vida. El endeudamiento tiene sentido cuando la deuda mejora nuestra productividad. El inicio de año suele traer en los centros comerciales un tsunami de rebajas en mercancías que casi siempre están destinadas para lo mismo: gastar más de lo que ya habíamos gastado en las fechas decembrinas.

Recordemos que en México las tasas de interés en tarjetas de crédito están entre las más altas del mundo. Un “gustito” suele salir muy caro. Entre nuestras prioridades las tarjetas de crédito deben de estar destinadas a domiciliar gastos que son obligatorios: teléfono, colegiaturas, o bien, para una emergencia. La temporada de liquidación de mercancías no es una emergencia.

Mantener nuestros gastos por debajo de nuestros ingresos es una regla básica en las finanzas de cualquier agente económico: una familia, una empresa o un gobierno; son inviables en el largo plazo si las salidas son más grandes que las entradas.

Para el 2024, uno de los retos muy importantes que podemos y debemos afrontar son los cambios en las herramientas financieras para apoyar al sector económico del estado y del país.

En 2024, no es un año para lanzar proyectos arriesgados ni para buscar financiamientos nuevos. Es un año para la disciplina en las finanzas de las empresas, para ahorrar para proyectos futuros y sobre todo para mantener los créditos al día y con tasas fijas. No debemos olvidar que durante la actual administración federal se han destinado recursos a 3 proyectos faraónicos: AIFA, Dos Bocas y Tren Maya, cuyo retorno de inversión aún sigue siendo una incógnita, pues no contamos con datos ciertos sobre lo gastado.

Desde el sector empresarial trabajamos para brindar datos desde la población con fines de mejorar la toma de decisiones de los servidores públicos y hacerles notar cuáles debieran ser las obras prioritarias con base en su rentabilidad.

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