Venezolanos radicados en Puerto Vallarta oran por la libertad de su país

Este domingo temprano se congregaron aproximadamente 150 venezolanos en el templo del Refugio, al inicio del Malecón de Puerto Vallarta, con sus banderas oraron por un resultado favorable en sus elecciones
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Venezuela se dejó sentir este domingo en el centro de Puerto Vallarta, aproximadamente 150 personas de esta nacionalidad que radican aquí, se congregaron en el templo de Nuestra Señora del Refugio, frente al parque Hidalgo al inicio del malecón, para orar por la libertad y paz de su pais hoy que se realiza su elección presidencial.

Llevaron varias banderas de franjas azul, rojo, amarillo y estrellas, símbolo de su patria a la que tuvieron que dejar por la lamentable situación política y económica, algunos de los presentes señalaron que en Puerto Vallarta viven más de 700 venezolanos, quienes han hecho de esta tierra su segunda casa integrándose a su comunidad e industria turística.

El sacerdote Miguel Ángel Aguirre ofició la misa, en punto de las 10:00 de la mañana repicaron las campanas de la tercera llamada, en la iglesia se respiraba un ambiente distinto, al frente se sentaron los venezolanos portando con orgullo y nostalgia sus banderas.

El párroco les dio la bienvenida y explicó a los vallartenses el momento histórico que se vive en Sudamérica, señaló que todos son hermanos en la fe, pero también por la realidad, los invitó a orar por la libertad, paz y bienestar.

Después de la homilía se bajó a caminar por el pasillo central, mientras externaba un mensaje de consuelo y esperanza, tomó una bandera venezolana y la colocó como ofrenda en el altar mayor junto al Cristo y a los pies de la imagen de la Virgen del Refugio.

Invitó a la feligresia a ser generosos y solidarios con los demás, a fomentar los valores humanos en sus familias para mañana tener mejores gobernantes.

Al finalizar la eucaristía el padre Miguel invitó a alrededor del altar a los inmigrantes de Venezuela, algunos ya con hijos mexicanos, de manera los bendijo y oró por su pueblo, fue conmovedor ese momento, entre ellos se abrazaban, lloraban, algunos de rodillas y aventaban besos a Dios y la Virgen.

Al terminar la ceremonia religiosa, siguieron en las escalinatas y atrio conviviendo, tomándose fotos, platicando y abrazandose.

jb

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Miguel González Guerra