Un muro que se volvió símbolo

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Calíope

Hace días que las vallas metálicas de más de tres metros de altura que se colocaron afuera del Palacio Nacional se pintaron con los nombres de víctimas de feminicidio. Durante la noche del seis de marzo, la colectiva feminista Brujas del Mar informó que algunas mujeres pintaron los nombres de algunas víctimas que murieron debido a violencia de género que se vive en el país.

La intervención de las vallas se dio después de que Jesús Ramírez Cuevas y el presidente López Obrador defendieran su colocación. La acusación que hicieron las feministas fue que, al amurallar Palacio Nacional, el presidente mostraba el miedo que le tiene a las mujeres, además de que protege más a las paredes que a las víctimas.

Por ello López Obrador dijo que la colocación de las vallas “no es por miedo” a las feministas, sino para evitar confrontaciones y daños a los monumentos. Sin embargo, quien se llevó las palmas fue el vocero presidencial porque aseguró que “es un muro de paz que garantiza la libertad y protege de provocaciones”, reiterando que las vallas son para proteger y no para reprimir.

Claro que la represión se dio, y con creces. Desde antes de iniciar la marcha ya habían provocaciones y las hubo durante todo el trayecto. El muro que fue levantado para proteger monumentos sirvió como símbolo de un México en el que asesinan a mujeres todos los días por el sólo hecho de ser mujeres.

El informe Violencia contra las Mujeres, dado a conocer a finales de enero por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reveló el aumento en los asesinatos de mujeres y niñas al día: años atrás se contabilizaban 10 en promedio, pero durante 2020 mataron a 18 mujeres

brutalmente cada día. Se contabilizaron 942 feminicidios, 2,783 homicidios dolosos de mujeres y 3,136 homicidios culposos del género femenino, lo que da un total de 6,861 que fueron brutalmente asesinadas en 2020. El promedio real es de 18.79 asesinatos diariamente. Por eso no necesitamos muros, necesitamos que su voz sea escuchada. Y atendida.

@cromerogabriell