Un “cachito” de avión
Foto: Milenio
Hoy en la noche es el grito de independencia. Además del ritual atípico de la conmemoración del grito de Dolores, por los peligros de las conglomeraciones, se va a rifar el avión presidencial. Ya sabemos todos los problemas de esta práctica: no se puede vender el avión, así que deciden rifarlo, el problema es que no se puede rifar; entonces se rifará por una cifra equivalente. El presidente anunció 100 premios de 20 millones de pesos, es decir dos mil millones de pesos.
El problema es que de los 6 millones de boletos sólo se vendieron 2 millones y la Lotería Nacional obtuvo ingresos nada más por mil millones de pesos, es decir que están a la mitad de lo que se va rifar. Pues bien, este déficit lo cubrirá el Instituto para devolverle al pueblo lo robado con bienes confiscados y ese dinero no podrá ser utilizado para otras cosas más importantes, como equipar hospitales.
Además de estas pérdidas, debemos considerar la depreciación del avión y el costo que significó para Banobras la cancelación por adelantado del contrato de arrendamiento.
El avión tuvo un costo de 5 mil 213 millones, de los que se llevaban cubiertos mil 622 millones, sólo restaba pagar poco más de 3 mil 591 millones hasta el año 2027. Sin embargo, el monto que podrá obtenerse el día que se venda es de 2 mil 757 millones. Por lo que, si se llega a vender el avión presidencial, hay que agregar una deuda de 834 millones, sin considerar los 697 millones de pesos de Banobras.
Las pérdidas en total suman 2 mil 531 millones de pesos, casi la mitad de su valor original.
Y toda esta hipótesis debe considerarse a la luz de que el avión se venda. Si no es así, entonces el Estado mexicano tendrá una deuda de cerca de los 7 mil millones de pesos. Y todo por no considerar las implicaciones de prometer cosas en campaña que son incumplibles.
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