Torero Urbano en la Calle Juárez detenido por la Policía en Vallarta (Video)

Un singular espectáculo de "tauromaquia" urbana culmina con la detención de un audaz hombre por la policía en el centro de Puerto Vallarta
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En un inesperado giro de eventos que mezcló lo cómico con lo preocupante, un hombre se convirtió en el protagonista de un espectáculo no programado en pleno corazón de la ciudad, en la calle Juárez.

Armado con nada más que su desbordante energía y, posiblemente, los efectos de alguna substancia, este moderno “torero” se enfrentó a su muy particular corrida: coches y motocicletas.

El insólito suceso comenzó cuando nuestro torero urbano, en un acto de valentía o locura (la línea es difusa), decidió que la calle Juárez era el ruedo perfecto para desafiar a los modernos “toros”: vehículos a toda velocidad.

Con una destreza que muchos envidiarían, y que otros tantos cuestionarían, el hombre esquivaba automóviles al mejor estilo de un matador, solo que sin capa ni espada, y, afortunadamente, sin banderillas.

Entre gritos y exabruptos, que más parecían sacados de un guión de comedia que de la vida real, el hombre toreaba a los coches, provocando risas en algunos peatones y caras de frustración en los conductores.

“¡Olé!” podría haber gritado alguien en la audiencia improvisada, mientras otros sacaban sus teléfonos para capturar el momento.

Sin embargo, como en toda buena fiesta, la policía llegó para poner orden. Nuestro torero de asfalto fue detenido, no por su habilidad en la lidia, sino por alterar el orden público.

Con un final menos glorioso que el de las corridas, fue escoltado a los separos para pasar la noche reflexionando sobre su actuación o, tal vez, curando la resaca del día siguiente con un potaje reconstituyente, receta de la abuela.

La detención no solo puso fin a su peculiar presentación, sino que también abrió el debate sobre la atención que necesitan las personas en crisis en espacios públicos.

Mientras tanto, en la calle Juárez, la vida continúa, y los verdaderos toros, esos de cuatro ruedas, siguen su camino, quizás un poco más cautelosos por si el torero decide volver a la arena.

 

AT

Hugo Lynn