Todo cae por su propio peso
Esta semana ha sido especialmente caliente en el ambiente político.
Desde la visita de John Kerry y la sugerencia de vigilar la votación acerca de la reforma eléctrica, vinieron los comentarios de no aceptación por el presidente en turno, diciendo me “quedé callado”.
Admito que es inusual que un país extranjero “vigile” las decisiones en asuntos internos pero son nuestros asociados en el Temec, y esa decisión puede violarlo y poner en juego miles de millones de dólares de inversión.
Lo preocupante es la posición intransigente y agresiva del presidente en turno en este asunto, llamando traidores a la patria al que vaya contra su propuesta de revisión.
No sabe la connotación de esa palabra, ya que en otros tiempos no nada más lo diría, sino tendría listo su pelotón de fusilamiento porque ese delito merecía ese castigo.
¿Qué acaso es el dueño de la verdad y la justicia para aplicar esos adjetivos calificativos?
Otro evento, el numerito hecho por el secretario de gobernación, aunado por directivos de Morena y el general en jefe de la guardia nacional, en un mitin político liso y llano, usando un avión oficial, cayendo en multitud de delitos electorales, uso indebido de bienes de la nación y otros tantos ya denunciados.
¿Qué le pasó? ¿Perdió la brújula política? ¿Le surgió la incompetencia de estar en las grandes ligas?
El ejército ha tenido una dignidad a prueba durante muchos años. Ha sido una élite respetada siempre pero veo un deterioro en su imagen por llevar acciones a cabo que no le corresponden, inclusive violando la ley.
Este último hecho, de usar un avión militar a la pantomima organizada por el secretario de gobernación, deja su incipiente reputación por los suelos pero lo preocupante es la disposición del ejército de participar en este juego.
Todas estas personas, con todos los errores que cometan, se van en dos años pero el ejército perdurará y debe hacerlo con toda la prestancia y lealtad a la Patria que siempre han tenido.
Percibo una desesperación en el presidente en turno por los rechazos de la SCJN a sus propuestas por improcedentes, volviéndose en una soberbia del poder existente, mostrada en las acciones de agresión, a su cada vez más número de adversarios, muchos de ellos conversos.
Pero lo importante de estas acciones es que, al final del día, se aplica la frase atribuida a San Agustín: “todo cae por su propio peso”.