Tinglados desde los artífices de la narcopax

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Una epidemia en Estados Unidos, que se había desarrollado previamente a la llegada a la pandemia de la COVID-19, se ha vuelto un grave problema de salud pública y ha modificado el mapa de las drogas a nivel mundial. Es la epidemia del fentanilo.

Este poderoso opioide comenzó a traficarse desde China y se hacía vía correo, pronto los encargados de negocios de la economía criminal se dieron cuenta de una oportunidad para incrementar sus ganancias desde la estructura comercial asentada en América del Norte con la producción y distribución de esta droga sintética. Los laboratorios para producirla se montan en cuestión de días, no hay que esperar el largo proceso de cultivo como el de la amapola.

Aún así, en el Informe Mundial de Drogas 2020 presentado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) coloca a México como uno de los productores más importantes de amapola representando un 6% de la producción global.

En los campos de amapola el crimen organizado ha establecido campos de trabajo esclavo donde jóvenes pobres y sin oportunidades, son obligados a trabajar sin pago alguno, de negarse las consecuencias pueden ser graves, incluso la muerte.

Estas zonas de cultivo de amapola pueden encontrarse principalmente en el Estado de Guerrero, en las zonas más pobres del país, y han provocado el desplazamiento de comunidades por miedo a la violencia.

El kilogramo de fentanilo se llega a vender hasta en 20 millones de dólares y su costo de producción ronda unos 32 mil dólares, se trata de un negocio redondo. La red de negocios de la economía criminal que mejor se posicionó en este tráfico ilegal de droga fue bautizada como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Los recursos obtenidos por esta vía son simple y sencillamente inocultables.

A inicios de julio, con la nueva estrategia de seguridad diseñada por la cuarta transformación, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a través de su Unidad de Inteligencia Financiera realizó el operativo Agave Azul que iba dirigido a desmontar parte del complejo entramado financiero que se fue produciendo durante por lo menos esta última década, y que como fachada de la organización utilizó el nombre de CJNG.

La oficina que dirige Santiago Nieto informó entonces que, había congelado las cuentas de mil 770 personas físicas, 167 empresas y 2 fideicomisos. Sus reportes mencionaban que se habían detectado 2 mil 571 operaciones inusuales por un monto de 2 mil 951 millones de pesos, así como 2 mil 102 reportes por un total de 2 millones 955 mil dólares y 6 mil 507 transferencias interbancarias por un monto de 657 millones de pesos.

Un tinglado, según la definición del diccionario de Oxford, es un tablado armado a la ligera o de manera improvisada para sostener o cubrir algo. En este sentido, los videos que circularon a partir del 17 de julio por las redes sociales para mostrar el presunto poder de fuego del grupo elite del CJNG es un nuevo tipo de montaje multimedia, un

tinglado para desviar la atención de la nueva estrategia de seguridad que apunta a desmantelar su fortaleza financiera.

La nueva propaganda que muestra tan sólo 19 vehículos con características comerciales modificados de forma artesanal; 75 personas visibles con 80 armas en su mayoría rifles de alto asalto; 9 ametralladoras, 10 fusiles Barret no representan una amenaza que supere y que no pueda combatir las fuerzas armadas del país.

Las grabaciones hechas con drones y cámaras profesionales de video tienen como objetivo volver a la narrativa de la guerra diseñada por García Luna. Los artífices de la narcopax, utilizaban a los cárteles como entes todo poderosos que controlaban regiones enteras, es por ello que era necesario establecer presupuestos enteros de compra de equipamiento y armamento. La guerra era su negocio, tanto para encubrir las millonarias transacciones canalizadas a la economía legal, así como los negocios derivados que conlleva toda estrategia de seguridad pública.

La narcopax ha necesitado de regiones aterrorizadas por el alto poder de fuego del narco como estrategia de despojo de recursos naturales en estas zonas.

Así entonces, se ha desviado la atención de lo que realmente está sucediendo, el negocio no sólo depende de la venta de drogas, sino del control estratégico de recursos naturales como lo que sucedió hace algunos años en Ciudad Mier.

En los mensajes en estas producciones mediáticas se anunciaba que, con la caída del Marro, ellos impondrían la paz. Una manipulación a gran escala siguiendo la misma línea que desde las cloacas de las redes sociales se ha querido construir para hacer parecer al gobierno como aliado de organizaciones criminales.

El gobierno federal ha insistido que no seguirá la misma ruta aplicada desde la guerra de Calderón y continuada con Peña Nieto. Algo de esto incomoda a amplios sectores, quienes hablan incluso de que la estrategia actual otorga impunidad.

La actuación de los grupos del crimen organizado en esta nueva puesta en escena intenta influir en la opinión pública como si estuvieran siguiendo un manual de contrainsurgencia.

¿Por qué el narco haría política para mostrar su poder de fuego? ¿Por qué hacer públicas sus intenciones? La periodista Anabel Hernández, en su libro El Traidor, da cuenta que cuando este tipo de grupos va a realizar un enfrentamiento para el control de una plaza, lo primero que se requiere es el factor sorpresa para la acumulación de fuerzas y se logre el objetivo. Ante toda lógica, estos videos van en sentido inverso, pareciera que más bien se disputan el control de la narrativa.

La Administración General de Aduanas cuyo titular es Horacio Duarte Olivares, a inicios de agosto logró decomisar en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México 220 kilos de fentanilo provenientes de España. Los golpes puestos por la nueva estrategia apuntan a redefinir la correlación de fuerzas.

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