TECLA 7 / 6 La simulación y su factura en el Golfo de California

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Los lamentables sucesos registrados ayer en el Puerto de San Felipe, en el vecino estado de Baja California, dan cuenta, una vez, mas de las condiciones extremas en la que se encuentra el Alto Golfo de California, abandonado a su suerte por los sexenios foxista, calderonista y peñanietista. Pero, con la interrogante misma de qué va hacer el gobierno amlista, ante una cruda factura de impunidad y devastación, que va a seguir cobrando días difíciles los que ya se extienden hacia Baja California Sur.

No es posible que embarcaciones ambientalistas, hoy en día, hagan lo que deja de hacer el gobierno federal.

Estas embarcaciones son blanco fácil de reacciones, aun cuando su noble labor sea el de recoger las redes de enmalle, cuyas practicas ya sacuden por igual los litorales sudcalifornianos. Después de tres sexenios urge que Conapesca se quite de cegueras.

Al hacer crisis ayer con hechos violentos la tensión en el Alto Golfo de California, en donde vive sus últimos días la vaquita marina, de nueva cuenta se dio testimonio de la ausencia de la Conapesca en las labores de vigilancia y preservación.

Existe un área protegida. Pero, no es posible ver la soledad de embarcaciones ambientales, como la “Sharpie”, perteneciente a la ONG “Sea Shepherd”.

Una nota informativa de la Agencia Reforma, acreditada a Óscar Luna, da cuenta que pescadores incendiaron vehículos, lanchas y una casa móvil en las instalaciones de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en el Puerto de San Felipe, Baja California.

“Luego que pescadores acusaran una agresión de marinos, que habría dejado tres heridos, los inconformes causaron la conflagración en un inmueble de la Profepa, lo que provocó una enorme columna de humo negro.

“Tras derribar la valla perimetral de este lugar, decenas de civiles recuperaron lanchas decomisadas por la Procuraduría mientras quemaban unidades de la dependencia.

Por la mañana –ayer– autoridades estatales dijeron esta que un pescador murió tras ser baleado por marinos. Sin embargo, fuentes indicaron que está gravemente herido en un hospital de Mexicali.

El civil recibió balazos en el cráneo, antebrazo izquierdo y pierna derecha a la altura del fémur.

Enrique García Sández, de 37 años, fue lesionado cuando regresaba de pescar, de acuerdo con testimonios de sus familiares.

En otro despacho de la Agencia Reforma, acreditado a Benito Jiménez, la Secretaría de Marina afirmó que el disparo “a un pescador fue un accidente derivado de un forcejeo durante un operativo”.

“Lo que ocasionó una concentración mayor de personas que agredieron a los elementos navales, mismos que se retiraron para evitar una confrontación”, justificó la Armada.

En un comunicado, la Marina explicó que hoy en San Felipe, Baja California, la embarcación “Sharpie”, perteneciente a la ONG “Sea Shepherd”, fue agredida por pescadores de una embarcación que intentaba recuperar redes de pesca prohibidas, las cuales habían sido levantadas en el polígono de protección de la vaquita marina por “Sharpie”.

Desde fechas atrás se había denunciado de agresiones en contra de la embarcación ambiental, del testimonio del recoger de las redes de enmalle, del reciente suceso de una vaquita marina muerte entre los enmalles, y de cuyos ejemplares sólo quedarían diez.

A sabiendas de todo esto la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación ha vivido la ausencia. Ayer, ya todo fue crítico.

El polígono prohibido de siempre ha resultado una mentira.

No ha habido ni propuestas efectivas ni voluntad por preservar a la vaquita marina.

De Calderón fue un agravio su sexenio en el tema, lo que ratificó Peña Nieto.

Hoy todo explota; la vaquita se extingue.

Hoy toda la devastación se exhibe; Conapesca sólo un membrete.

La violencia se expresa entre hartazgo, impunidad, confusión y patente debilidad por salvar no sólo a la vaquita marina, sino al propio Alto del Golfo de California, cuyas secuelas ya alcanzan a los litorales sudcalifornianos.

 

Y no se ve para cuando.

 

Conapesca sigue sin aparecer con acciones y resultados en las áreas de crisis o conflicto. Estando enfrente de Los Cabos (en Mazatlán), el organismo regulador de la pesca en México, aquí, sigue sin poner un pie, aun cuando es permanente la denuncia por la depredación comercial-industrial de los picudos, el dorado y el tiburón.

No quiere Conapesca escuchar las verdades de todos. Prefiere el organismo federal del alago del supuesto que se están haciendo bien las cosas, cuando la realidad desmiente el aplauso con los acontecimientos violentos de ayer en San Felipe, y los chinchorros de hasta kilómetro y medio que se siguen lanzando frente a las costas paceñas y cabeñas.

No a lo mismo de sexenios anteriores. Si por la vida del Golfo de California, sin menoscabo de sus comunidades pesqueras.

Si las comunidades pesqueras viven empobrecidas, entonces, no debería de ser complicado identificar a los unos cuantos que se benefician con este clima de incertidumbre, devastación, manipulación e impunidad.