Sin recursos y con mucho entusiasmo avanza refugio de guacamayas

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Al ver la depredación que se estaba dando contra la guacamaya, don Francisco Espino Ibarra en los terrenos del ejido de las Juntas y los Veranos en Cabo Corrientes Jalisco, decidió emprender una cruzada para protegerlas. 

Su propiedad como ejidatario corresponde a 70 hectáreas la que planea en el futuro convertir en una zona natural protegida exclusiva para la reproducción y refugio de la Guacamaya verde (Ara militaris).  

Hace cuatro años le aconsejaron proteger a estas hermosas aves, para esas fechas estaban siendo depredadas intensamente, y al darse cuenta de que se estaban robando los polluelos de los nidos decidió hacer algo. 

El primer proyecto no funcionó ya que quienes se integraron realizaron actos que a don Francisco no le parecieron bien y mejor cortaron por lo sano y decidió seguir su propio camino y enfocarse más a su cuidado.  

Hasta el momento la familia Espino trabaja de tiempo completo en la propiedad la cual está delimitada de las demás ya que se han vendido partes de los terrenos del ejido, que ya cuentan con viviendas y ranchos de los nuevos propietarios. 

Este no es el destino que pretenden para sus terrenos ya que de seguir esa tendencia, las Guacamayas desaparecerían para siempre de estos terrenos 

Esta no es una tarea fácil, es un trabajo arduo, pero ha valido la pena, gracias a esa labor y entusiasmo en el que participan también voluntarios ya se pueden ver las parvadas de las escandalosas y coloridas aves. 

Uno de los puntos más importantes para la reproducción de los nidos (diseñados por el señor Jorge Novoa) es su mantenimiento y limpieza, para evitar que se agreguen insectos y bacterias nocivas para los polluelos.

Para eso hay que hacer un peligroso rappel a los pinos de hasta 25 metros de alto y hacer una limpieza minuciosa de los nidos mientras las aves revolotean entre los alrededores.

Este trabajo ha sido exitoso ya que en el cielo se pueden ver las parvadas de aves asustadas por los extraños que caminan bajo los árboles y trepan a los nidos, pero ahora no hay de qué preocuparse.

A pesar de la importancia del proyecto, en el que se pretende proteger a esta ave en peligro de extinción en esta región, hasta el momento ninguna autoridad se ha acercado para ofrecerles apoyo. 

Ante esto, esperan en un futuro convertir el santuario en un atractivo turístico con el que se puedan obtener recursos para estar en posibilidades de que sigan con su exitosa reproducción y salgan del catálogo de especies en peligro de extinción.