“El silencio de los buenos”
No cabe duda de que la acción política ahora e México requiere de servilismo, traición, violación de acuerdos, mentiras, sobornos, insultos, descalificaciones y amenazas.
Se oyen propuestas como “tenemos que obradorizar el poder judicial”, semejante propuesta de un diputado demente por ganar puntos a favor, gracias a un servilismo a ultranza.
El partido del trabajo deja “colgado de la brocha” a su candidato Mejía Berdejo, sin avisarle y se retira de las elecciones de Coahuila, debido a un arreglo con Morena y su líder Mario Delgado. ¿Qué le ofreció? ¿Cuánto le pago? ¿Le llegó al precio?
Lo que haya sido es una traición a su partido, a su palabra y a su candidato.
¿Serían 30 monedas de oro?
El partido verde deja en las mismas condiciones a su candidato Lenin Pérez sin partido en Coahuila por adherirse al partido Morena, vendiendo su dignidad y sus acuerdos con sus simpatizantes y con su candidato, violando su palabra y pisoteando su ética.
Estos dos “partidos” son una rémora, lo que han hecho es prácticamente una prostitución electoral.
Por órdenes superiores el senado, con mayoría de Morena se niega a llevar una sesión extraordinaria para el jueves, atendiendo orden de la SCJN de llevar a cabo el nombramiento de dos consejeros del INAI para poder sesionar con asuntos relacionados con la transparencia en inversión pública.
No quieren claridad en las inversiones, abiertamente, sin tapujos y sin el más elemental respeto a la Constitución.
La descomposición política en la que estamos inmersos en la actualidad es inédita.
Hemos tenido muchos problemas en el pasado que se han resuelto en su momento, con mayores o menores consecuencias, pero nunca problemas derivados de mentiras, traiciones y lucha a muerte entre poderes. Esto nunca antes había sucedido.
Ahora hay un franco desacato a una orden de la Corte. ¿Qué pasa si la SCJN acude a las cámaras para que actúen? ¿Aun siendo cómplices del acusado? ¿Harán algo?
Estamos en una franca descomposición política, con ausencia de los principios elementales de esta actividad y de las mínimas señales de existencia de ética.
Todo esto fomentado por el presidente en turno, sin ningún obstáculo y ayudado por,
“el silencio de los buenos”.