Sheinbaum: una mandataria latinoamericana que le escribe cartas a Google

En el colmo de la frivolidad, o de la ingenuidad, o de la perversidad manipuladora, la presidenta progresista de México, Claudia Sheinbaum, utilizó un buen tiempo de su conferencia mañanera de este miércoles, para anunciar que le escribirá una carta a Google.

Así como lo lee y aunque a usted le cause asombro, la presidenta de México pedirá aclaración a esta empresa privada multinacional para que le explique el por qué del cambio de nombre del Golfo de México.

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Estamos ante la versión recargada de las cartitas de AMLO a los reyes de España; o quizá fue precisamente AMLO quien ordenó esta nueva puntada.

La mandataria expresó su inconformidad con la medida, señalando que tal modificación debería corresponder a un organismo internacional y no a una empresa privada o a una decisión unilateral de un país.

“Estamos enviando una carta a Google primero para decirle: supongo que Google Maps sabrá de esta división internacional, sabrá también qué organismo es el que le pone el nombre a los mares internacionales y qué correspondería en todo caso a la plataforma continental”, señaló Sheinbaum en su conferencia matutina.

Asimismo, afirmó que el gobierno mexicano dará a conocer el contenido íntegro de dicha misiva en los próximos días, con el fin de establecer su postura ante lo que considera un intento de imposición del gobierno estadounidense.

El cambio de nombre del Golfo de México responde a una orden ejecutiva firmada por Donald Trump en su primer día de regreso a la Casa Blanca el pasado 20 de enero, con la intención de reforzar la identidad y soberanía estadounidense en la región.

Sin embargo, la reacción del gobierno de Sheinbaum ha llamado la atención no por su firmeza en la defensa del nombre original del golfo, sino por la evidente distracción que esta polémica genera en medio de una serie de crisis internas que afectan al país.

La insistencia de la presidenta en debatir un tema meramente nominal parece contrastar con las urgencias nacionales: una creciente crisis migratoria, la incesante violencia del crimen organizado, una economía con signos de desaceleración y problemas estructurales en sectores clave como salud y educación.

Mientras otros líderes mundiales enfocan sus esfuerzos en desafíos internos de gran calado, Sheinbaum prefiere enganchase en una controversia simbólica con una corporación privada, ignorando que Google Maps no establece nomenclaturas oficiales, sino que simplemente refleja denominaciones utilizadas en diversas fuentes geopolíticas.

Para algunos analistas, este episodio es parte de una estrategia mediática que busca desviar la atención de los temas que realmente afectan a los mexicanos.

La narrativa de la defensa del territorio y el nacionalismo simbólico han sido herramientas recurrentes en gobiernos populistas con dificultades para atender sus propias crisis.

En ese sentido, la carta a Google es, en el mejor de los casos, una anécdota diplomática sin impacto real y, en el peor, una muestra de un gobierno que busca peleas innecesarias mientras evade los problemas urgentes de la nación.

En el fondo, el tema del renombramiento del Golfo de México no es más que una cuestión de percepción.

Ni Google ni Estados Unidos tienen la autoridad de modificar la nomenclatura oficial de un cuerpo de agua reconocido por organismos internacionales como la ONU.

Sin embargo, lo que sí queda en evidencia es la disposición del gobierno de Sheinbaum de priorizar la reacción a temas triviales en lugar de enfrentar los desafíos estructurales que aquejan al país.

La pregunta que queda en el aire es: ¿será esta una estrategia recurrente en su administración?

EU